24 de agosto de 2015

Parte 2 Capítulo 10 The Iron Traitor (Español)

(Parte 2)Capítulo 10: El Fade


Traducido  por: Vale A
Publicado por: Ary Winter


Yo iba a morir. Eso era de lo que Meghan tenía tanto miedo. Ella sabia. Sabía que algo iba a matarme, y que Keirran estaría allí cuando sucediera. ¿Era esta la profecía por la que todos estaban tan preocupado? ¿Cómo podría suceder? Ojalá no pasara algo entre Kierran y yo, algo por lo que peliaríamos, algo demasiado fuerte para nuestra amistad, algo vicioso y destructivo, que, ¿Haría que Kierran terminara matándome? ¿O él sólo me encontró tirado en la hierba? No había conseguido más de una visión de él, pero, al recordar la sangre en mi cara, brazos y pecho, ya no estaba seguro de si era su amigo o su enemigo. Podríamos haber estado en una pelea; en esa breve visión, pero... no podía recordar si tenía su espada. Al pensar en ello, me di cuenta de que tampoco podía recordar si tenía mis espadas. No lo sé, y en este momento, realmente no me importa lo que llegara a significar esa visión, sólo sabia que acababa de ver mi propia muerte. Yo iba a morir, y Keirran estaría allí cuando sucediera. -¿Ethan?-Annwyl se levantó y se acercó vacilante hacia mi, con sus ojos verdes preocupados. -Estas blanco como el papel.- remarcó. -Y estás temblando. ¿Qué te mostró el Oráculo? Maldita sea, estaba temblando. Apretando los puños, me aleje del tronco, tomando una respiración profunda para frenar mi corazón que latía con fuerza. -Nada.- le dije, obligándome a mantener la calma. -Estoy bien. No es nada, Annwyl, simplemente la adrenalina de la lucha.-Y el hecho de que vi mi propia muerte, por supuesto. Eso es siempre una revelación. Maldita sea, nunca conseguiría que la visión saliera de mi cabeza; ahora esta impresa en mi mente como una marca, y estará allí para siempre. Yo tumbado a los pies de Keirran, sangrando y con toda seguridad muerto, Keirran mirando hacia abajo con horror. Empecé a temblar de nuevo, pero me detuve. No. No hay ninguna manera de que deje que eso suceda. Si el Oráculo quería que lo viera, tiene que haber una manera de evitarlo. De lo contrario, ¿por qué iba a mostrarme lo en absoluto? Resuelto, me empujó hacia atrás con el miedo alejándose de mí, decidido a no convertirme en un caso perdido. Lo que sea. No ha sucedido todavía, y como Kenzie dijo una vez: Yo no creo en el destino. No voy a morir, no así. -Esas criaturas.- Annwyl se estremeció, frotándose los brazos como si tuviera frío.-¿Son olvidados? ¿No fueron ellos? ¿Por qué no nos atacaron? -No lo sé.- murmuré, mirando hacia abajo, a la pila de trapos, era todo lo que quedaba del Oráculo. Me encontré pensando que acabábamos presenciado algo enorme y terrible, y me pregunté si la muerte de la antigua hada era un signo ominoso para todos. -Supongo... que solo la querían a ella. *** Nos apresuramos fuera del parque, cautelosos ahora, por los Forgotten, como una sombra huimos de nuevo a mi camioneta. Esta vez, Annwyl cayó dentro sin dudarlo, y saqué mis espadas de debajo del asiento y las deje a mi lado en la cabina. Eso era todo, no iba a ninguna parte sin ellas otra vez. Me aparque en un hotel bastante cerca de la calle Bourbon, debido a que los lugares situados y famosos probablemente sería mega-caro-y se debería pagar cada habitación con dinero en efectivo. Incluso entonces, ya sabiendo, costó mucho más de lo que yo quería, y traté de no temblar cuando entregué el fajo de dinero. Definitivamente, me gustaría tener que conseguir otro trabajo este verano, ya que parecía que este viaje iba a chupar mis fondos limitados seco. Maldita sea, Keirran. ¡Más te vale estar arrepentido! Por lo menos el hombre bien vestido detrás del escritorio, no hizo ninguna pregunta, de por qué un muchacho de diecisiete años de edad, sin padres a la vista necesitaba una habitación, solo, y me entregó una llave sin dudarlo. Con Annwyl invisible detrás de mí, caminé por el estrecho pasillo naranja y dorado hasta que encontré la puerta de la derecha, y luego la empujé hacia dentro. La habitación era pequeña, pero por lo menos estaba limpio, y tiré la mochila en la cama. -Bueno, estamos aquí.- anuncié, mirando a Annwyl, que miraba alrededor de la habitación con curiosidad. -Supongo que tendremos que dormir hasta esta noche, a menos que haya algo más que quieras hacer.-De repente me pregunté qué estaba haciendo Kenzie, si ella y su familia ya estaban aquí, caminando, empapándose de la historia local y todas las cosas que se supone que deben hacerse en unas vacaciones familiares. Me hubiera gustado haber hecho esto con ella. Estas no son una vacaciones o un viaje de placer para mí, no por un tiempo largo, pero me hubiera gustado llevar a mi novia a Nueva Orleans. Podríamos ir a restaurantes, escuchar música jazz, visitar un museo o tomar una excursión; todas las cosas normales que probablemente nunca llegue a hacer. Annwyl me estaba dando una mirada que me dio a entender que ella sabía lo que estaba pensando o sintiendo. Tal vez mi aura de glamour me estaba traicionando de nuevo. -¿Echas de menos a Kenzie?- dijo ella, confirmando mis sospechas. Me encogí de hombros, y ella inclinó la cabeza. -¿Por qué no la llamas?- Sugirió. -Se puede hacer eso, ¿no? ¿Con sus teléfonos...? -Sonreí ante la confusión del faery con el mundo de los mortales. Había estado en el Nunca Jamás tanto tiempo, que la tecnología y las modernas comodidades tales como celulares y computadoras eran completamente ajenas a ella. Con la misma rapidez, sin embargo, la sonrisa se desvaneció. -No puedo.- le dije, frotándome una mano con el pelo. -Ella esta muy enojado conmigo. No creo que ella quiera hablar. -¿Por qué? -Porque yo no quiero que entré en el mercado de duende. No con esa hada delgada espeluznante al acecho, y sobre todo no ahora, con las sombras olvidadas por ahí. Es demasiado peligroso. -Me acordé de Kenzie tumbada en la habitación del hospital, pálida y débil, y mi estómago se revolvió. -Está enferma, Annwyl.- dije en un susurro, al mismo tiempo preguntándose por qué estaba diciéndole esto a un hada. -No puedo ponerla en riesgo. Así no. -Annwyl me dio una mirada muy extraña, indescifrable, y fruncí el ceño. -¿Qué?- Desafié, cruzando los brazos. -¿Esa mirada de que es? -Lo siento.-susurró Annwyl, y la mirada peculiar se volvió frustración. -Yo sé que tu... pero yo... parece que he olvidado su nombre.... ¿Dónde estamos? -Y antes de que mi mirada se horrorizara, empezó a desaparecer. -¡No!- Me lancé hacia ella, agarrando su delgada muñeca antes de que fuera transparente. -Annwyl, mírame,-exigí, sacudiéndola. Ella parpadeó y me miró con los ojos verdes acristalados. -¿Cuál es mi nombre?- Le pregunté, sosteniéndola con fuerza. Se sentía tan... frágil. Pude ver como su cabeza se desvanecía y le di otra pequeña sacudida. -¡Annwyl, escúchame! Responde me. ¿Cuál es mi nombre? -Yo ... yo no lo sé.- Su voz era apenas un susurro, sus ojos eran las únicas manchas de color, todo lo demás estaba volviendo se transparente y claro. -No puedo recordar ...... cualquier cosa. -Maldita sea.- gruñí. -No hagas esto. Ahora no. -Mis dedos se deslizaron a través de su muñeca, y sólo podía ver con impotencia a medida que se hacia más y más débil. La estaba perdiendo. Si ella se desvanecía, no sabía si iba a volver. Annwyl miró a través de mí, con su expresión en blanco, casi desaparecida. Desesperada mente, jugué mi última carta. -¡Keirran!-estallé. -¿Te acuerdas de él? A quien estamos buscando, que está ahí fuera luchando por ti ahora mismo. ¿Recuerdas a Keirran? Una chispa de reconocimiento, finalmente apareció en el rostro de Annwyl, y ella levantó la cabeza. -Keirran,- ella ahogó un grito, con los ojos llenos de horror. -Ethan Chase. Sí, lo recuerdo... -Ella se estremeció, y el color regresó, lavando a el fantasma, volviendo a ser sólida de nuevo. Me dejé caer con un suspiro. Annwyl volvió, tapándose la cara con las manos, temblando.Dejé que lo hiciera, sin saber qué otra cosa hacer. Así que esto es por lo que Keirran está luchando, pensé, de repente comprendiéndolo mucho más. No sólo por Annwyl, tampoco. Por todos ellos. Recordé sus palabras cuando nos íbamos de la cámara de la Reina Olvidado esa noche. "No sabes lo horrible que es para los exiliados, para todos ellos, para hacer frente a la nada. La pérdida de piezas de sí mismo todos los días, hasta que deje de existir." Bueno, ya lo había visto de primera mano ahora, y era bastante horrible. Hace un par de meses, no me preocuparía por el destino de los fey exiliados. Si ellos desaparecieran del mundo para siempre, bueno, menos hadas me atormentarían. Era diferente ahora. -Lo siento.-Annwyl finalmente susurró, bajando los brazos. -Baje mi guardia. Dejé de tratar de recordar quién era Kenzie, quién eras, por qué estamos aquí. Estoy tan cansada. Quiero dejarlo ir, dejar de pelear contra esto. -Se sentó en el colchón e inclinó la cabeza, el pelo largo de color castaño se deslizo hacia delante para cubrir su rostro. -Sólo quiero ver a Keirran una vez más. Me senté a su lado, sin tocarla, pero haciéndole saber que estaba allí. -Lo encontraremos.-dije, esperando no estar haciendo promesas vacías. -Sólo espera un poco más. ¿Y quién sabe? Tal vez que hasta encontremos algo para detenerlo. Pero Annwyl estremeció. -Espero que no-, murmuró. -El precio sería muy alto. Y tan peligroso. Traerá muerte, incluso si no es su propia... -Ella sacudió la cabeza. -Incluso nuestra especie evita hacer ese tipo de trato a toda costa-Se estremeció de nuevo. -Tenemos que encontrarlo, Ethan. Que dejé de hacer lo que planea hacer. Antes de que él prometa algo que no pueda nunca recuperar . -Sí.- con voz áspera,me puse de pie. -Es por eso que estamos aquí. Agarrando mi mochila, la puse en la cama y rebusque para asegurarme de que tenía todo lo que necesitaba. Además de un cambio de ropa, mi laptop y mi cepillo de dientes, también me traje un pequeño bote de sal, varias botellas de miel y mi diario de cuero viejo que contenía toda mi investigación sobre las hadas. Excavando hacia fuera, lo abrí en una página en blanco y garabatee: "Blacksmith Shop-entrada de Laffite al mercado duende. Ir a la puerta izquierda, girar con los ojos cerrados 3 veces, salir a través de la puerta derecha." Me detuve un momento, tocando mi pluma en el papel y a continuación, también anoté: "Dríadas de City Park-3 robles cerca del borde del estanque; ser cortés." Y bajo esa: "¿Quién era el Oraculo? ¿Cuál es la profecía? Mi pluma vaciló con la visión del Oráculo y escribí de nuevo: me muerto en el suelo a los pies de Keirran. Keirran cubierto de sangre pero mirando ileso." Los comentarios de Annwyl sobre el precio de las hadas para engañar a la muerte echaron un pensamiento oscuro y repentino en mi mente.¿Qué pasa si Keirran es el que... ? Negué con la cabeza, cerrando el diario. No, yo no creo eso. Esa visión podría ser cualquier cosa. Incluso si era cierto, ¿qué iba a hacer? ¿Dejarlo? ¿Negar le ayudar a Annwyl ? ¿Abandonar a un Keirran loco, con cualquier cosa peligrosa que podría estar haciendo ahí fuera? No puedo. Él era familia. Se lo debía a él, y a Annwyl, e incluso Meghan. Guardo el diario en la mochila de nuevo, me volví a Annwyl, aún sentada en la cama. -Vamos.-le dije, dándole un aspecto con sorpresa. -Estoy hambriento. Antes de ir en busca de un mercado lleno de duendes sedientos de sangre, por lo menos quiero el desayuno. *** Mi teléfono no sonó durante toda la tarde. Excepto una vez en la cafetería, cuando me dieron una llamada airada de papá porque debía hacerles saber que había hecho en Nueva Orleans. Me discutí si debía o no llamar a Kenzie, pero cada vez que lo hice decidí no hacerlo. Ella probablemente todavía estaba enojada conmigo. Además, era probable que estuviera con su familia ahora, recorriendo las calles de Nueva Orleans. No necesitaba de mí dando vueltas. Aún así, me encontré mirando por la ventana de la cafetería, en busca de una chica con rayas azules en el pelo. Incluso ahora, a horas de distancia de caminar en una calle repleta de feys peligrosos y artículos prohibidos, no podía dejar de pensar en ella. Me pregunté si ella incluso me querría alrededor después de esto. Había jodido esto del novio a lo grande, pero si eso significaba mantenerla a salvo, me gustaría hacer frente a la terrible ira que sabía que se avecinaba. Tal vez ella no sería capaz de seguir con esto. Me podría votar, y lo más triste era, que probablemente sería lo mejor. Medité en mi café. Al otro lado de la mesa, Annwyl cerró los dedos en torno a una taza de té, mirando fijamente por la ventana. Me asomé hacia ella y fruncí el ceño. No me gustaba la forma en que la luz del sol parecía brillar a través de ella, haciéndola casi transparente. En el suelo de baldosas, podía ver la sombra de mí mismo, inclinado sobre mi copa, pero sin nadie en el asiento al frente a mí. -Hey.- dije en voz baja, para no alertar a las personas que nos rodeaban. -Annwyl. Háblame. Ella parpadeó de su trance. -¿Hmm? Tuve que empezar la conversación, mantenerla a recordando, cualquier cosa. Si empezaba el Fading aquí en la cafetería, parecería un loco, levantándome de un salto y comenzó a gritarle a nada. En el peor de los casos, alguien llamaría a la policía. -Dime algo sobre ti.- le dije, y ella me dio una mirada de perplejidad. -¿Qué hiciste en la Corte de Verano?
Su ceño se frunció. Parecía que recordar el pasado le era difícil. -La Corte de Verano.- empezó con una voz lenta, vacilante. -Yo no ... recuerdo mucho ahora. Los árboles y la luz del sol. Música. Era feliz allí, creo.-Su voz se hizo nostálgica y muy triste en la última frase. Cambió de táctica. -Así que, ¿cómo Keirran consiguió hablar contigo?- Continué. -¿No me dirsá que encantaste un paquete de ondinas en él cuando estuvo de visita en Arcadia un día? -Ondinas.- Annwyl repite. De repente, sus ojos se oscurecieron, una sombra cayo sobre su rostro mientras miraba su taza. -Recuerdo que ese día-, murmuró, sonando muy diferente a ella, solemne y sombría, y se atragantó con la culpa. -Keirran sólo estaba tratando de hablar conmigo y... casi lo ahogué. -¿Qué pasó? Ella jugueteó con el borde de la taza, un gesto muy humano de vergüenza. -Una tarde, estaba al lado del río que separa la Arcadia del velo cuando levanté la vista y lo vi en la otra orilla. Yo sabía que él estaba allí por mí; había estado tratando de conseguirme, desde aquella noche en Elysium cuando bailé para la corte. En aquel entonces, tenía miedo de él. Él era el hijo de la Reina de Hierro, y habían todo tipo de rumores acerca de las cosas horribles que les hacia a los fey regulares. Así que cuando lo vi en el río ese día, yo no sabía lo que quería, y creo que me asusté un poco. -Annwyl hizo una mueca. -Les dije a las ondinas que no lo dejaran cruzar al otro lado, que alteraran el río. Estaba caminando por el puente, y simplemente... lo empujo la corriente lejos del puente. Aspiré una risa en mi café, logrando convertirla en una tos. Era difícil imaginar al calmado, refinado Príncipe de Hierro conseguir se arrastrado de un puente por unas hadas de agua. Algo así como Batman cayéndose de su Batmovile; simplemente no podía ser. -¿Estaba loca?- Me reí. Annwyl hizo una mueca.-Estuvo a punto de morir- admitió, haciéndose sombría rápidamente. -No les dije a las ondinas cómo detenerlo, por lo que, naturalmente, ellas trataron de detenerlo de forma permanente. Pude verlo en el centro del río, toda la escuela, todos tratando de arrastrarlo hasta el fondo para ahogarlo. Pero lo más extraño era, que Keirran no luchaba. No letalmente. Lo he visto pelear, sé que él podría haber sacado su espada y arrojarlos a todos ellos en rodajas, en pedazos, pero no lo hizo. .¿Cómo salió? -Se congeló todo el río.- Annwyl susurró, y me levanté las cejas. -El agua se volvió frígida, y la superficie helada sobre la medida de lo que pude ver. Todo a su alrededor se cubrió de escarcha. -Caray.- murmuré. Las Ondinas son fey verano, por lo que no pueden soportar el agua fría.-Annwyl continuó. -No sé qué es exactamente lo que pasó entre ellos y Keirran tal vez solo congelo la superficie.... todos estaban bajo el agua cuando sucedió. Lo que sí recuerdo es estar de pie en el borde de la orilla, mirando el río helado y esperando a Keirran salir a la superficie. Pensé que realmente podría haberlo matado, y estaba aterrorizada. -Supongo que finalmente salió a la superficie. La chica del verano sonrió débilmente. -No.- dijo ella. -Nunca lo vi salir. Seguí esperando por él, cuando de repente, oí una tranquilo 'Disculpe,' a mi espalda. Me volví, y él estaba allí, empapado y sonriente. Solté un bufido. -Show terminado. La sonrisa de Annwyl creció más amplia, aunque más melancólica. -Ni siquiera estaba enojado.- murmuró. -Creo que empecé a enamorarme de él esa misma tarde. Aunque yo no lo supe hasta más tarde, y aún así, pensé que nunca podría pasar algo entre nosotros. Los tribunales nunca lo permitirían. -Ella miró a su taza, con los ojos muy lejos. -Hemos tenido ... un par de noches. Cuando iba a salir a hurtadillas de Mag Tuiredh y venir a visitarme, primero en Arcadia y luego en donde Leanansidhe. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo. Pero eso no importa ahora. -Su mirada se oscureció de nuevo y cerró los ojos. -Me iré pronto. Y Keirran seguirá. Es mejor así. Empecé a responder, cuando noté un brillo oscuro fuera de la ventana, como una mancha de tinta en movimiento a través del agua, y mi piel se erizó.No muy lejos de donde nos sentamos, encaramado en la barandilla de un balcón en la calle, una cosa sombría nos miraba con ojos amarillos brillantes. Annwyl siguió mi mirada, y su rostro se tensó de miedo.Vacié lo último de mi café y me levanté. Sin hablar, Annwyl y yo corrimos de nuevo a la habitación del hotel, donde saque una ramita de Saint-JOHN'S-mosto de mi mochila y la pegué a la puerta. También eche una línea de sal a través de los marcos de las ventanas, sin importar lo que las señoras de limpieza pensarían cuando lo entraran. Precauciones pequeñas. No es perfecto, pero es mejor que nada. -Descansa un poco.- le dije a Annwyl, dejándome caer en una de las camas. -Parece que estamos atrapados aquí hasta esta noche. Bien podríamos dormir mientras podamos -No es que yo podría relajarme lo suficiente para dormir.; probablemente me quedaría con mis espadas cerca, por si acaso algunas figuras oscuras se deslizaban debajo de la puerta y en la habitación. Pero Annwyl parecía cansada y todavía terriblemente pálida.Mejor de lo que estaba en el camión, y mucho mejor que en el horrible momento cuando ella comenzó a desaparecer de la existencia, pero todavía no se veía muy bien.La chica del verano no discutió. Se instalo con cansancio encima de la otra cama, se acurrucó en ella y cerró los ojos. Esperé unos minutos, luego en silencio me senté en mi cama, cogí mi portátil y espadas, y me acomodé en el sillón en la esquina. -¿Ethan?- Fue la voz suave de Annwyl después de unos minutos de silencio. Yo había pensado que se había quedado dormida, y miré con sorpresa. -¿Sí? El hada de verano vaciló, su dando aun la espalda. -Me gustaría poder expresar lo agradecida que estoy-, murmuró. -Mi tipo no dice ... esas palabras ... pero has hecho tanto por mí y Keirran. Solo quiero decir... -Está bien, Annwyl.- Hablé con rapidez para tranquilizarla. -No tienes que decirlo. Ya sé lo que quieres decir. -Se relajó,y sus hombros cayeron. -De nada, pero no hemos encontrado a Keirran todavía. Lo mejor es concentrarse en que no Desaparezcas hasta que lo hagamos. Vi su asentimiento, y unos minutos más tarde, ella parecía realmente dormida. En el silencio, el impulso de llamar a Kenzie regresó más fuerte que nunca. La extrañaba. Odiaba la idea de que ella estaba enojada conmigo ahora. Pero no me arrepiento de mi decisión. En pocas horas, Annwyl y yo caeríamos de cabeza en el, mercado goblin impredecible y peligroso, era mejor que Kenzie permaneciera lejos de la locura. Si yo estaba siendo honesto conmigo mismo, sería mejor que se quedara lejos de mí, también. Las horas se arrastraron y sin embargo, fueron más rápidamente de lo que me hubiera gustado, cada minuto nos acercaba más a la media noche. Annwyl durmió la mayor parte de la tarde; tal vez ella nunca llegó a dormir hasta este momento, o tal vez su condición la hizo cansada y lenta, algo así como tener la gripe. Yo que sé, pero ella declinó cortés mente a salir de la habitación cuando me dirigí a conseguir comida. Temeroso de que desapareciera, agarré un par de barras caramelo de la máquina expendedora y corrí hacia atrás para encontrar que ella se había dormido de nuevo. Inquieto, observé TV y Netflix y envidiando a el hada, todavía acurrucada en la cama. Ella se despertó más tarde esa noche, cuando le obligué a ir a McDonald conmigo porque me estaba muriendo de hambre después de nada más que las barras de chocolate para el almuerzo. Pero ella se mantuvo tranquila y nerviosa, sin hablar mucho. A decir verdad, yo estaba más que un poco nervioso, también. A las once y media, agarré mi mochila, metí mis espadas dentro, fuera de la vista del ojo público, y me volví a Annwyl.-¿Lista? -Sí.- respondió ella, con una determinación que me recordaba a alguien en camino a la horca. Aterrorizada, pero resuelta a no mostrar miedo. -Vamos a encontrar Keirran. Bourbon Street no estaba lejos, y Nueva Orleans brillaba con un verde espeluznante y naranja bajo la luz de la luna llena. Era casi surrealista. Caminamos por los bloques de la famosa calle, pasando signos de neón y las farolas brillando débilmente en la bruma artificial. Las personas vagaban por no prestar ninguna atención a mí o el hada a mi lado. Un duende miró hacia nosotros desde un estrecho callejón, limpiándose los dientes con un fragmento de hueso, pero no hizo ningún movimiento para seguirnos. De Laffite Blacksmith Shop era un pequeño edificio en la esquina de San Felipe y Bourbon Street. Desde el exterior, parecía deliberadamente deteriorado, yeso blanco pelado para revelar manchas de ladrillo rojo. Persianas de madera y las puertas estaban abiertas a la noche, y una linterna antigua colgaba al lado de la entrada parpadeando naranja. Miré detrás de nosotros a la carretera, mirando los coches cruzan por la calle Bourbon y la gente a la deriva sobre las aceras. Con las luces de color naranja, la luna llena y las hebras débiles de la música de jazz de uno de los bares abiertos, Nueva Orleans tenía una cualidad mágica a ella. Ya sabía por qué este lugar era un paraíso para las hadas, y sabía que estaban por ahí, acechando entre los edificios y deslizándose de manera invisible a través de multitudes. Aún así, no me podía imaginar toda la calle llena de hadas, todo un mercado de ellos. Esperaba que la dríade supiera de lo que estaba hablando. Annwyl y yo cruzamos la calle y nos agachamos por la puerta más a la izquierda de la barra de Laffite a encontrarnos en una habitación oscura, pasada de moda. Llena de mesas de madera que estaban esparcidos sobre un suelo de piedra, y la barra de pie contra la pared del fondo,con la mayoría de los taburetes ocupados. Las únicas luces provenían de las velas colocadas en las mesas y las que colgaban de las paredes, y las llamas en la enorme chimenea de piedra en el centro de la habitación. Alguien pasó junto a mí por detrás, me empujo con apenas un gruñido de disculpa. Di un paso más en el bar y miré hacia atrás por Annwyl, casi perdids en las sombras. -Muy bien.- murmuré, un paso adelante de la chimenea y volviéndome hacia las puertas. Annwyl siguió en silencio. -Así que, de acuerdo con las dríadas, sólo tenemos que gira tres veces a ciegas y salir por la puerta de la derecha/izquierda ahora, desde que llegamos adentro y vamos a estar en el mercado.- Miré el reloj para asegurarme de que eran 12:00a.m. Seis minutos después de la medianoche. -¿En tres? Ella asintió con la cabeza, y a mi señal, cerramos nuestros ojos y giramos hacia la izquierda en el lugar, tres veces, me hace sentir un poco ridículo y esperé que nadie estuviera mirando.En los dos primeros círculos, no pasó nada. Pero cuando completamos el tercero, abrí los ojos para encontrar que el interior de la barra había ... cambiado. No estaba lleno de hadas. Las luces, las tablas y los clientes estaban donde siempre habían estado; realmente nada se había movido. Pero todo lo que nos rodeaba estaba ligeramente fuera de foco.Las conversaciones fueron silenciados, y todo parecía ir en cámara lenta.Excepto nosotros. Y la puerta a unas cuantas yardas de distancia. Se destacó con fuerza al frente y borrosa, el telón de fondo nebuloso, la apertura brillante como olas de calor. Eso era todo. Nuestra entrada en el mercado duende.
ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
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Capitulos de The Iron Traitor



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3 comentarios:

  1. Gracias!!!!! T.T tengo esperandolo desde hace eones!!!
    Sòlo un comentrario, y es que la pagina de wattpad de la traductora no me aparece y dice que ya no se encuentras, espero sea un error de sistema.

    Gracias de todas formas, besos! ;)

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  2. Ya solo falta un mes para la publicación de Iron Warrior que emoción

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  3. Por si les interesa yo encontré el libro completo en PDF en el siguiente Post. Solo hay que ir hasta la parte inferior de esta y ahí encontraras el link

    http://espacioliterario6.blogspot.mx/2015/09/resena-iron-traitor-de-julie-kagawa.html

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