24 de agosto de 2015

Parte 2 Capítulo 10 The Iron Traitor (Español)

(Parte 2)Capítulo 10: El Fade


Traducido  por: Vale A
Publicado por: Ary Winter


Yo iba a morir. Eso era de lo que Meghan tenía tanto miedo. Ella sabia. Sabía que algo iba a matarme, y que Keirran estaría allí cuando sucediera. ¿Era esta la profecía por la que todos estaban tan preocupado? ¿Cómo podría suceder? Ojalá no pasara algo entre Kierran y yo, algo por lo que peliaríamos, algo demasiado fuerte para nuestra amistad, algo vicioso y destructivo, que, ¿Haría que Kierran terminara matándome? ¿O él sólo me encontró tirado en la hierba? No había conseguido más de una visión de él, pero, al recordar la sangre en mi cara, brazos y pecho, ya no estaba seguro de si era su amigo o su enemigo. Podríamos haber estado en una pelea; en esa breve visión, pero... no podía recordar si tenía su espada. Al pensar en ello, me di cuenta de que tampoco podía recordar si tenía mis espadas. No lo sé, y en este momento, realmente no me importa lo que llegara a significar esa visión, sólo sabia que acababa de ver mi propia muerte. Yo iba a morir, y Keirran estaría allí cuando sucediera. -¿Ethan?-Annwyl se levantó y se acercó vacilante hacia mi, con sus ojos verdes preocupados. -Estas blanco como el papel.- remarcó. -Y estás temblando. ¿Qué te mostró el Oráculo? Maldita sea, estaba temblando. Apretando los puños, me aleje del tronco, tomando una respiración profunda para frenar mi corazón que latía con fuerza. -Nada.- le dije, obligándome a mantener la calma. -Estoy bien. No es nada, Annwyl, simplemente la adrenalina de la lucha.-Y el hecho de que vi mi propia muerte, por supuesto. Eso es siempre una revelación. Maldita sea, nunca conseguiría que la visión saliera de mi cabeza; ahora esta impresa en mi mente como una marca, y estará allí para siempre. Yo tumbado a los pies de Keirran, sangrando y con toda seguridad muerto, Keirran mirando hacia abajo con horror. Empecé a temblar de nuevo, pero me detuve. No. No hay ninguna manera de que deje que eso suceda. Si el Oráculo quería que lo viera, tiene que haber una manera de evitarlo. De lo contrario, ¿por qué iba a mostrarme lo en absoluto? Resuelto, me empujó hacia atrás con el miedo alejándose de mí, decidido a no convertirme en un caso perdido. Lo que sea. No ha sucedido todavía, y como Kenzie dijo una vez: Yo no creo en el destino. No voy a morir, no así. -Esas criaturas.- Annwyl se estremeció, frotándose los brazos como si tuviera frío.-¿Son olvidados? ¿No fueron ellos? ¿Por qué no nos atacaron? -No lo sé.- murmuré, mirando hacia abajo, a la pila de trapos, era todo lo que quedaba del Oráculo. Me encontré pensando que acabábamos presenciado algo enorme y terrible, y me pregunté si la muerte de la antigua hada era un signo ominoso para todos. -Supongo... que solo la querían a ella. *** Nos apresuramos fuera del parque, cautelosos ahora, por los Forgotten, como una sombra huimos de nuevo a mi camioneta. Esta vez, Annwyl cayó dentro sin dudarlo, y saqué mis espadas de debajo del asiento y las deje a mi lado en la cabina. Eso era todo, no iba a ninguna parte sin ellas otra vez. Me aparque en un hotel bastante cerca de la calle Bourbon, debido a que los lugares situados y famosos probablemente sería mega-caro-y se debería pagar cada habitación con dinero en efectivo. Incluso entonces, ya sabiendo, costó mucho más de lo que yo quería, y traté de no temblar cuando entregué el fajo de dinero. Definitivamente, me gustaría tener que conseguir otro trabajo este verano, ya que parecía que este viaje iba a chupar mis fondos limitados seco. Maldita sea, Keirran. ¡Más te vale estar arrepentido! Por lo menos el hombre bien vestido detrás del escritorio, no hizo ninguna pregunta, de por qué un muchacho de diecisiete años de edad, sin padres a la vista necesitaba una habitación, solo, y me entregó una llave sin dudarlo. Con Annwyl invisible detrás de mí, caminé por el estrecho pasillo naranja y dorado hasta que encontré la puerta de la derecha, y luego la empujé hacia dentro. La habitación era pequeña, pero por lo menos estaba limpio, y tiré la mochila en la cama. -Bueno, estamos aquí.- anuncié, mirando a Annwyl, que miraba alrededor de la habitación con curiosidad. -Supongo que tendremos que dormir hasta esta noche, a menos que haya algo más que quieras hacer.-De repente me pregunté qué estaba haciendo Kenzie, si ella y su familia ya estaban aquí, caminando, empapándose de la historia local y todas las cosas que se supone que deben hacerse en unas vacaciones familiares. Me hubiera gustado haber hecho esto con ella. Estas no son una vacaciones o un viaje de placer para mí, no por un tiempo largo, pero me hubiera gustado llevar a mi novia a Nueva Orleans. Podríamos ir a restaurantes, escuchar música jazz, visitar un museo o tomar una excursión; todas las cosas normales que probablemente nunca llegue a hacer. Annwyl me estaba dando una mirada que me dio a entender que ella sabía lo que estaba pensando o sintiendo. Tal vez mi aura de glamour me estaba traicionando de nuevo. -¿Echas de menos a Kenzie?- dijo ella, confirmando mis sospechas. Me encogí de hombros, y ella inclinó la cabeza. -¿Por qué no la llamas?- Sugirió. -Se puede hacer eso, ¿no? ¿Con sus teléfonos...? -Sonreí ante la confusión del faery con el mundo de los mortales. Había estado en el Nunca Jamás tanto tiempo, que la tecnología y las modernas comodidades tales como celulares y computadoras eran completamente ajenas a ella. Con la misma rapidez, sin embargo, la sonrisa se desvaneció. -No puedo.- le dije, frotándome una mano con el pelo. -Ella esta muy enojado conmigo. No creo que ella quiera hablar. -¿Por qué? -Porque yo no quiero que entré en el mercado de duende. No con esa hada delgada espeluznante al acecho, y sobre todo no ahora, con las sombras olvidadas por ahí. Es demasiado peligroso. -Me acordé de Kenzie tumbada en la habitación del hospital, pálida y débil, y mi estómago se revolvió. -Está enferma, Annwyl.- dije en un susurro, al mismo tiempo preguntándose por qué estaba diciéndole esto a un hada. -No puedo ponerla en riesgo. Así no. -Annwyl me dio una mirada muy extraña, indescifrable, y fruncí el ceño. -¿Qué?- Desafié, cruzando los brazos. -¿Esa mirada de que es? -Lo siento.-susurró Annwyl, y la mirada peculiar se volvió frustración. -Yo sé que tu... pero yo... parece que he olvidado su nombre.... ¿Dónde estamos? -Y antes de que mi mirada se horrorizara, empezó a desaparecer. -¡No!- Me lancé hacia ella, agarrando su delgada muñeca antes de que fuera transparente. -Annwyl, mírame,-exigí, sacudiéndola. Ella parpadeó y me miró con los ojos verdes acristalados. -¿Cuál es mi nombre?- Le pregunté, sosteniéndola con fuerza. Se sentía tan... frágil. Pude ver como su cabeza se desvanecía y le di otra pequeña sacudida. -¡Annwyl, escúchame! Responde me. ¿Cuál es mi nombre? -Yo ... yo no lo sé.- Su voz era apenas un susurro, sus ojos eran las únicas manchas de color, todo lo demás estaba volviendo se transparente y claro. -No puedo recordar ...... cualquier cosa. -Maldita sea.- gruñí. -No hagas esto. Ahora no. -Mis dedos se deslizaron a través de su muñeca, y sólo podía ver con impotencia a medida que se hacia más y más débil. La estaba perdiendo. Si ella se desvanecía, no sabía si iba a volver. Annwyl miró a través de mí, con su expresión en blanco, casi desaparecida. Desesperada mente, jugué mi última carta. -¡Keirran!-estallé. -¿Te acuerdas de él? A quien estamos buscando, que está ahí fuera luchando por ti ahora mismo. ¿Recuerdas a Keirran? Una chispa de reconocimiento, finalmente apareció en el rostro de Annwyl, y ella levantó la cabeza. -Keirran,- ella ahogó un grito, con los ojos llenos de horror. -Ethan Chase. Sí, lo recuerdo... -Ella se estremeció, y el color regresó, lavando a el fantasma, volviendo a ser sólida de nuevo. Me dejé caer con un suspiro. Annwyl volvió, tapándose la cara con las manos, temblando.Dejé que lo hiciera, sin saber qué otra cosa hacer. Así que esto es por lo que Keirran está luchando, pensé, de repente comprendiéndolo mucho más. No sólo por Annwyl, tampoco. Por todos ellos. Recordé sus palabras cuando nos íbamos de la cámara de la Reina Olvidado esa noche. "No sabes lo horrible que es para los exiliados, para todos ellos, para hacer frente a la nada. La pérdida de piezas de sí mismo todos los días, hasta que deje de existir." Bueno, ya lo había visto de primera mano ahora, y era bastante horrible. Hace un par de meses, no me preocuparía por el destino de los fey exiliados. Si ellos desaparecieran del mundo para siempre, bueno, menos hadas me atormentarían. Era diferente ahora. -Lo siento.-Annwyl finalmente susurró, bajando los brazos. -Baje mi guardia. Dejé de tratar de recordar quién era Kenzie, quién eras, por qué estamos aquí. Estoy tan cansada. Quiero dejarlo ir, dejar de pelear contra esto. -Se sentó en el colchón e inclinó la cabeza, el pelo largo de color castaño se deslizo hacia delante para cubrir su rostro. -Sólo quiero ver a Keirran una vez más. Me senté a su lado, sin tocarla, pero haciéndole saber que estaba allí. -Lo encontraremos.-dije, esperando no estar haciendo promesas vacías. -Sólo espera un poco más. ¿Y quién sabe? Tal vez que hasta encontremos algo para detenerlo. Pero Annwyl estremeció. -Espero que no-, murmuró. -El precio sería muy alto. Y tan peligroso. Traerá muerte, incluso si no es su propia... -Ella sacudió la cabeza. -Incluso nuestra especie evita hacer ese tipo de trato a toda costa-Se estremeció de nuevo. -Tenemos que encontrarlo, Ethan. Que dejé de hacer lo que planea hacer. Antes de que él prometa algo que no pueda nunca recuperar . -Sí.- con voz áspera,me puse de pie. -Es por eso que estamos aquí. Agarrando mi mochila, la puse en la cama y rebusque para asegurarme de que tenía todo lo que necesitaba. Además de un cambio de ropa, mi laptop y mi cepillo de dientes, también me traje un pequeño bote de sal, varias botellas de miel y mi diario de cuero viejo que contenía toda mi investigación sobre las hadas. Excavando hacia fuera, lo abrí en una página en blanco y garabatee: "Blacksmith Shop-entrada de Laffite al mercado duende. Ir a la puerta izquierda, girar con los ojos cerrados 3 veces, salir a través de la puerta derecha." Me detuve un momento, tocando mi pluma en el papel y a continuación, también anoté: "Dríadas de City Park-3 robles cerca del borde del estanque; ser cortés." Y bajo esa: "¿Quién era el Oraculo? ¿Cuál es la profecía? Mi pluma vaciló con la visión del Oráculo y escribí de nuevo: me muerto en el suelo a los pies de Keirran. Keirran cubierto de sangre pero mirando ileso." Los comentarios de Annwyl sobre el precio de las hadas para engañar a la muerte echaron un pensamiento oscuro y repentino en mi mente.¿Qué pasa si Keirran es el que... ? Negué con la cabeza, cerrando el diario. No, yo no creo eso. Esa visión podría ser cualquier cosa. Incluso si era cierto, ¿qué iba a hacer? ¿Dejarlo? ¿Negar le ayudar a Annwyl ? ¿Abandonar a un Keirran loco, con cualquier cosa peligrosa que podría estar haciendo ahí fuera? No puedo. Él era familia. Se lo debía a él, y a Annwyl, e incluso Meghan. Guardo el diario en la mochila de nuevo, me volví a Annwyl, aún sentada en la cama. -Vamos.-le dije, dándole un aspecto con sorpresa. -Estoy hambriento. Antes de ir en busca de un mercado lleno de duendes sedientos de sangre, por lo menos quiero el desayuno. *** Mi teléfono no sonó durante toda la tarde. Excepto una vez en la cafetería, cuando me dieron una llamada airada de papá porque debía hacerles saber que había hecho en Nueva Orleans. Me discutí si debía o no llamar a Kenzie, pero cada vez que lo hice decidí no hacerlo. Ella probablemente todavía estaba enojada conmigo. Además, era probable que estuviera con su familia ahora, recorriendo las calles de Nueva Orleans. No necesitaba de mí dando vueltas. Aún así, me encontré mirando por la ventana de la cafetería, en busca de una chica con rayas azules en el pelo. Incluso ahora, a horas de distancia de caminar en una calle repleta de feys peligrosos y artículos prohibidos, no podía dejar de pensar en ella. Me pregunté si ella incluso me querría alrededor después de esto. Había jodido esto del novio a lo grande, pero si eso significaba mantenerla a salvo, me gustaría hacer frente a la terrible ira que sabía que se avecinaba. Tal vez ella no sería capaz de seguir con esto. Me podría votar, y lo más triste era, que probablemente sería lo mejor. Medité en mi café. Al otro lado de la mesa, Annwyl cerró los dedos en torno a una taza de té, mirando fijamente por la ventana. Me asomé hacia ella y fruncí el ceño. No me gustaba la forma en que la luz del sol parecía brillar a través de ella, haciéndola casi transparente. En el suelo de baldosas, podía ver la sombra de mí mismo, inclinado sobre mi copa, pero sin nadie en el asiento al frente a mí. -Hey.- dije en voz baja, para no alertar a las personas que nos rodeaban. -Annwyl. Háblame. Ella parpadeó de su trance. -¿Hmm? Tuve que empezar la conversación, mantenerla a recordando, cualquier cosa. Si empezaba el Fading aquí en la cafetería, parecería un loco, levantándome de un salto y comenzó a gritarle a nada. En el peor de los casos, alguien llamaría a la policía. -Dime algo sobre ti.- le dije, y ella me dio una mirada de perplejidad. -¿Qué hiciste en la Corte de Verano?
Su ceño se frunció. Parecía que recordar el pasado le era difícil. -La Corte de Verano.- empezó con una voz lenta, vacilante. -Yo no ... recuerdo mucho ahora. Los árboles y la luz del sol. Música. Era feliz allí, creo.-Su voz se hizo nostálgica y muy triste en la última frase. Cambió de táctica. -Así que, ¿cómo Keirran consiguió hablar contigo?- Continué. -¿No me dirsá que encantaste un paquete de ondinas en él cuando estuvo de visita en Arcadia un día? -Ondinas.- Annwyl repite. De repente, sus ojos se oscurecieron, una sombra cayo sobre su rostro mientras miraba su taza. -Recuerdo que ese día-, murmuró, sonando muy diferente a ella, solemne y sombría, y se atragantó con la culpa. -Keirran sólo estaba tratando de hablar conmigo y... casi lo ahogué. -¿Qué pasó? Ella jugueteó con el borde de la taza, un gesto muy humano de vergüenza. -Una tarde, estaba al lado del río que separa la Arcadia del velo cuando levanté la vista y lo vi en la otra orilla. Yo sabía que él estaba allí por mí; había estado tratando de conseguirme, desde aquella noche en Elysium cuando bailé para la corte. En aquel entonces, tenía miedo de él. Él era el hijo de la Reina de Hierro, y habían todo tipo de rumores acerca de las cosas horribles que les hacia a los fey regulares. Así que cuando lo vi en el río ese día, yo no sabía lo que quería, y creo que me asusté un poco. -Annwyl hizo una mueca. -Les dije a las ondinas que no lo dejaran cruzar al otro lado, que alteraran el río. Estaba caminando por el puente, y simplemente... lo empujo la corriente lejos del puente. Aspiré una risa en mi café, logrando convertirla en una tos. Era difícil imaginar al calmado, refinado Príncipe de Hierro conseguir se arrastrado de un puente por unas hadas de agua. Algo así como Batman cayéndose de su Batmovile; simplemente no podía ser. -¿Estaba loca?- Me reí. Annwyl hizo una mueca.-Estuvo a punto de morir- admitió, haciéndose sombría rápidamente. -No les dije a las ondinas cómo detenerlo, por lo que, naturalmente, ellas trataron de detenerlo de forma permanente. Pude verlo en el centro del río, toda la escuela, todos tratando de arrastrarlo hasta el fondo para ahogarlo. Pero lo más extraño era, que Keirran no luchaba. No letalmente. Lo he visto pelear, sé que él podría haber sacado su espada y arrojarlos a todos ellos en rodajas, en pedazos, pero no lo hizo. .¿Cómo salió? -Se congeló todo el río.- Annwyl susurró, y me levanté las cejas. -El agua se volvió frígida, y la superficie helada sobre la medida de lo que pude ver. Todo a su alrededor se cubrió de escarcha. -Caray.- murmuré. Las Ondinas son fey verano, por lo que no pueden soportar el agua fría.-Annwyl continuó. -No sé qué es exactamente lo que pasó entre ellos y Keirran tal vez solo congelo la superficie.... todos estaban bajo el agua cuando sucedió. Lo que sí recuerdo es estar de pie en el borde de la orilla, mirando el río helado y esperando a Keirran salir a la superficie. Pensé que realmente podría haberlo matado, y estaba aterrorizada. -Supongo que finalmente salió a la superficie. La chica del verano sonrió débilmente. -No.- dijo ella. -Nunca lo vi salir. Seguí esperando por él, cuando de repente, oí una tranquilo 'Disculpe,' a mi espalda. Me volví, y él estaba allí, empapado y sonriente. Solté un bufido. -Show terminado. La sonrisa de Annwyl creció más amplia, aunque más melancólica. -Ni siquiera estaba enojado.- murmuró. -Creo que empecé a enamorarme de él esa misma tarde. Aunque yo no lo supe hasta más tarde, y aún así, pensé que nunca podría pasar algo entre nosotros. Los tribunales nunca lo permitirían. -Ella miró a su taza, con los ojos muy lejos. -Hemos tenido ... un par de noches. Cuando iba a salir a hurtadillas de Mag Tuiredh y venir a visitarme, primero en Arcadia y luego en donde Leanansidhe. Ojalá hubiéramos tenido más tiempo. Pero eso no importa ahora. -Su mirada se oscureció de nuevo y cerró los ojos. -Me iré pronto. Y Keirran seguirá. Es mejor así. Empecé a responder, cuando noté un brillo oscuro fuera de la ventana, como una mancha de tinta en movimiento a través del agua, y mi piel se erizó.No muy lejos de donde nos sentamos, encaramado en la barandilla de un balcón en la calle, una cosa sombría nos miraba con ojos amarillos brillantes. Annwyl siguió mi mirada, y su rostro se tensó de miedo.Vacié lo último de mi café y me levanté. Sin hablar, Annwyl y yo corrimos de nuevo a la habitación del hotel, donde saque una ramita de Saint-JOHN'S-mosto de mi mochila y la pegué a la puerta. También eche una línea de sal a través de los marcos de las ventanas, sin importar lo que las señoras de limpieza pensarían cuando lo entraran. Precauciones pequeñas. No es perfecto, pero es mejor que nada. -Descansa un poco.- le dije a Annwyl, dejándome caer en una de las camas. -Parece que estamos atrapados aquí hasta esta noche. Bien podríamos dormir mientras podamos -No es que yo podría relajarme lo suficiente para dormir.; probablemente me quedaría con mis espadas cerca, por si acaso algunas figuras oscuras se deslizaban debajo de la puerta y en la habitación. Pero Annwyl parecía cansada y todavía terriblemente pálida.Mejor de lo que estaba en el camión, y mucho mejor que en el horrible momento cuando ella comenzó a desaparecer de la existencia, pero todavía no se veía muy bien.La chica del verano no discutió. Se instalo con cansancio encima de la otra cama, se acurrucó en ella y cerró los ojos. Esperé unos minutos, luego en silencio me senté en mi cama, cogí mi portátil y espadas, y me acomodé en el sillón en la esquina. -¿Ethan?- Fue la voz suave de Annwyl después de unos minutos de silencio. Yo había pensado que se había quedado dormida, y miré con sorpresa. -¿Sí? El hada de verano vaciló, su dando aun la espalda. -Me gustaría poder expresar lo agradecida que estoy-, murmuró. -Mi tipo no dice ... esas palabras ... pero has hecho tanto por mí y Keirran. Solo quiero decir... -Está bien, Annwyl.- Hablé con rapidez para tranquilizarla. -No tienes que decirlo. Ya sé lo que quieres decir. -Se relajó,y sus hombros cayeron. -De nada, pero no hemos encontrado a Keirran todavía. Lo mejor es concentrarse en que no Desaparezcas hasta que lo hagamos. Vi su asentimiento, y unos minutos más tarde, ella parecía realmente dormida. En el silencio, el impulso de llamar a Kenzie regresó más fuerte que nunca. La extrañaba. Odiaba la idea de que ella estaba enojada conmigo ahora. Pero no me arrepiento de mi decisión. En pocas horas, Annwyl y yo caeríamos de cabeza en el, mercado goblin impredecible y peligroso, era mejor que Kenzie permaneciera lejos de la locura. Si yo estaba siendo honesto conmigo mismo, sería mejor que se quedara lejos de mí, también. Las horas se arrastraron y sin embargo, fueron más rápidamente de lo que me hubiera gustado, cada minuto nos acercaba más a la media noche. Annwyl durmió la mayor parte de la tarde; tal vez ella nunca llegó a dormir hasta este momento, o tal vez su condición la hizo cansada y lenta, algo así como tener la gripe. Yo que sé, pero ella declinó cortés mente a salir de la habitación cuando me dirigí a conseguir comida. Temeroso de que desapareciera, agarré un par de barras caramelo de la máquina expendedora y corrí hacia atrás para encontrar que ella se había dormido de nuevo. Inquieto, observé TV y Netflix y envidiando a el hada, todavía acurrucada en la cama. Ella se despertó más tarde esa noche, cuando le obligué a ir a McDonald conmigo porque me estaba muriendo de hambre después de nada más que las barras de chocolate para el almuerzo. Pero ella se mantuvo tranquila y nerviosa, sin hablar mucho. A decir verdad, yo estaba más que un poco nervioso, también. A las once y media, agarré mi mochila, metí mis espadas dentro, fuera de la vista del ojo público, y me volví a Annwyl.-¿Lista? -Sí.- respondió ella, con una determinación que me recordaba a alguien en camino a la horca. Aterrorizada, pero resuelta a no mostrar miedo. -Vamos a encontrar Keirran. Bourbon Street no estaba lejos, y Nueva Orleans brillaba con un verde espeluznante y naranja bajo la luz de la luna llena. Era casi surrealista. Caminamos por los bloques de la famosa calle, pasando signos de neón y las farolas brillando débilmente en la bruma artificial. Las personas vagaban por no prestar ninguna atención a mí o el hada a mi lado. Un duende miró hacia nosotros desde un estrecho callejón, limpiándose los dientes con un fragmento de hueso, pero no hizo ningún movimiento para seguirnos. De Laffite Blacksmith Shop era un pequeño edificio en la esquina de San Felipe y Bourbon Street. Desde el exterior, parecía deliberadamente deteriorado, yeso blanco pelado para revelar manchas de ladrillo rojo. Persianas de madera y las puertas estaban abiertas a la noche, y una linterna antigua colgaba al lado de la entrada parpadeando naranja. Miré detrás de nosotros a la carretera, mirando los coches cruzan por la calle Bourbon y la gente a la deriva sobre las aceras. Con las luces de color naranja, la luna llena y las hebras débiles de la música de jazz de uno de los bares abiertos, Nueva Orleans tenía una cualidad mágica a ella. Ya sabía por qué este lugar era un paraíso para las hadas, y sabía que estaban por ahí, acechando entre los edificios y deslizándose de manera invisible a través de multitudes. Aún así, no me podía imaginar toda la calle llena de hadas, todo un mercado de ellos. Esperaba que la dríade supiera de lo que estaba hablando. Annwyl y yo cruzamos la calle y nos agachamos por la puerta más a la izquierda de la barra de Laffite a encontrarnos en una habitación oscura, pasada de moda. Llena de mesas de madera que estaban esparcidos sobre un suelo de piedra, y la barra de pie contra la pared del fondo,con la mayoría de los taburetes ocupados. Las únicas luces provenían de las velas colocadas en las mesas y las que colgaban de las paredes, y las llamas en la enorme chimenea de piedra en el centro de la habitación. Alguien pasó junto a mí por detrás, me empujo con apenas un gruñido de disculpa. Di un paso más en el bar y miré hacia atrás por Annwyl, casi perdids en las sombras. -Muy bien.- murmuré, un paso adelante de la chimenea y volviéndome hacia las puertas. Annwyl siguió en silencio. -Así que, de acuerdo con las dríadas, sólo tenemos que gira tres veces a ciegas y salir por la puerta de la derecha/izquierda ahora, desde que llegamos adentro y vamos a estar en el mercado.- Miré el reloj para asegurarme de que eran 12:00a.m. Seis minutos después de la medianoche. -¿En tres? Ella asintió con la cabeza, y a mi señal, cerramos nuestros ojos y giramos hacia la izquierda en el lugar, tres veces, me hace sentir un poco ridículo y esperé que nadie estuviera mirando.En los dos primeros círculos, no pasó nada. Pero cuando completamos el tercero, abrí los ojos para encontrar que el interior de la barra había ... cambiado. No estaba lleno de hadas. Las luces, las tablas y los clientes estaban donde siempre habían estado; realmente nada se había movido. Pero todo lo que nos rodeaba estaba ligeramente fuera de foco.Las conversaciones fueron silenciados, y todo parecía ir en cámara lenta.Excepto nosotros. Y la puerta a unas cuantas yardas de distancia. Se destacó con fuerza al frente y borrosa, el telón de fondo nebuloso, la apertura brillante como olas de calor. Eso era todo. Nuestra entrada en el mercado duende.
ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
SI QUIEREN SEGUIR LEYENDO ESTA SERIE IGUAL PUEDEN VISITAR SU PÁGINA!!
PARA VISITAR SU PAGINA DE WATTPAD SIGAN EL LINK----->  
Capitulos de The Iron Traitor



Comenten!!! :)



Capitulo 9 The Iron Traitor (Español)

CAPÍTULO NUEVE: LA SOMBRA OLVIDADA

Traducido  por: Vale A
Publicado por: Ary Winter


A la mañana siguiente, me desperté dos minutos antes de las 05 a.m y al instante apagué la alarma para que no sonara mas tarde. Ahogando un gemido, tiré hacia atrás la cubierta y me senté, ya vestido, estirando mis piernas rígidas. Tal vez podría haber conseguido otro par de horas de dormir en el suelo de mi habitación, acostado en mi saco de dormir. Mi cuello dolía cuando me paré y miré a mi alrededor en busca de Annwyl. Estaba despierta y de pie en mi ventana, mirando hacia la oscuridad de la mañana. El brillo a su alrededor, aunque fuera débil estaba presente incluso en la oscuridad, se había desvanecido un poco, y ella parecía pequeña y frágil cuando se apartó de el cristal con un estremecimiento. -Él todavía anda por ahí.- susurró. -Tendrá que pasar atraves de mí.- le contesté, tratando de alcanzar mi bolsa, ya embalada y lista para funcionar. En lo alto de la bolsa estaban mis espadas gemelas en sus fundas de cuero ligeramente curvado, el filo brillando en la penumbra. Cogí las dos y las puse en mi cinturón, dejando el resto de las cuchillas kali contra mis caderas. Pase la bolsa por encima de mi hombro y miré al hada de verano que estaba esperando junto a la cama. -¿Lista para ir? Ella asintió con la cabeza.-¿Estás seguro de que puedes hacer el viaje en coche a Nueva Orleans? Le di el hada una mirada seria. -No va a ser muy agradable, Annwyl. Estaremos en mi camioneta todo el camino, casi dos horas. -Lo sé.-Annwyl parecía como si estuviera preparándose para marchar a la horca. -Pero tenemos que hacer esto. No sé de ningún otro local en Nueva Orleans, y no me atrevo a volver con Leanansidhe. Puedo soportar dos horas de la cosa de hierro si es por Keirran. La desesperada esperanza en su voz hizo apretar mi estómago. Alejándome, abrí la puerta de la habitación y me asomé al pasillo. El resto de la casa estaba a oscuras; mis padres todavía estaban durmiendo. La culpa y el miedo hizo se me pusiera piel de gallina; No quería hacer esto, pero no tenía muchas opciones. No podía dejar que papá me llevara a Nueva Orleans. No entendería a las hadas, y me niego a arrastrar a mi familia en el mundo oculto. Esto era algo que tenía que hacer solo. Miré por encima del hombro a Annwyl.- Quédate cerca.- le advertí en un susurro. -Va a ser más peligroso cuando salgamos. Creepy Thin Man no debería ser capaz de conseguir pasar más allá de las sales, y una vez que estamos en el camión, deberia ser seguro. Sin embargo, vamos a hacer esto rápidamente y en silencio. -Estoy lista.- susurró Annwyl, y salió al pasillo. De puntillas por la casa en silencio, me detuve en la cocina el tiempo suficiente para tomar un refresco y dejar una nota rápida sobre el mostrador.Mamá, papá, me he ido a Nueva Orleans. Lo siento, pero tengo que hacer esto solo. Les llamaré esta tarde desde el hotel. Por favor, no se preocupen por mí, voy a estar bien. Volveré en un par de días.-Ethan Ellos estarían enojados conmigo al cien por cierto, y probablemente conseguiría una llamada de telefónica enojada de mamá tan pronto como se enterara de la nota, pero no podía esperar. Annwyl necesitaba ayuda, y yo no confiaba en Creepy Thin Man para permanecer en el otro lado de las sales. Incluso si lo hiciera, yo ciertamente no lo quería rondando alrededor de mi casa, observándonos, esperando a que alguien saliera. Fuera.La puerta principal crujió suavemente cuando me acomodé abriendola, mirando alrededor del jardín del frente a mi viejo camión estacionado en la calzada. Annwyl se apretó detrás de mí, su calor y el olor de las hojas nuevas en mi espalda. -No lo veo.-susurró. Yo tampoco lo vi, pero eso no quería decir que no nos estaba mirando. -Date prisa.- Gruñí y me deslicé hacia las escaleras, trotando ligeramente hacia abajo, al camino de entrada. Annwyl me siguió, sin hacer absolutamente ningún sonido, tan elegante como un ciervo saltando entre los árboles.Y entonces él estaba allí en el final de la entrada, apareciendo repentinamente , con sus pálidos ojos brillando con intención perversa. Annwyl jadeó, y gruñí una maldición,tocando mi espada con un movimiento suave. Sin dar un paso adelante, ya que no podía cruzar la calzada, su boca se abrió increíblemente amplia, como una serpiente abriendo sus mandíbulas, revelando un agujero negro enorme en su interior. Sentí un tirón leve en el aire, luego tuve una sensación de lentitud en mis extremidades, y mi corazón se encogió de miedo. No por mí; Ya había sentido esto antes y sabía que no podía lastimar a los mortales. Pero Annwyl tambaleó como si estuviera luchando contra un hurón, cayendo de rodillas en el pavimento. Ella parpadeó, mientras el Forgotten succionaba su encanto, su magia y todo lo que ella era. Gruñendo, salté al otro lado de la calzada y corté al hombre delgado, apuñalando mi espada hacia su pecho. Se lanzó hacia atrás sorprendente mente rápido y se volvió de nuevo, desapareciendo de la vista.Jadeante, levanté mi espada y eche un vistazo alrededor. Yo siempre había sido capaz de ver a las hadas; que este bastardo astuto podría desaparecer de mi vista me ponía nervioso y un poco enojado. -¡Ethan!- Gritó Annwyl en algún lugar detrás de mí -¡a tu izquierda! Giré, arremetiendo con mi espada, así como un largo brazo apareció de la nada, alcanzándome. Sentí los dedos cogen mi bolsa de lona con un sonido rasgado y cortó el aire vacío debajo del brazo, sintiendo la punta de mi espada hundirse en algo sólido. Una cinta pálida de sangre corrió por el aire como niebla, seguido de un gemido suave. Volví corriendo a Annwyl, tirando de ella en posición vertical y una luz se encendió en el dormitorio de mis padres. Mil maldiciones, me llevé a el hada de verano a mi camión, abrí la puerta y la empujó a la cabina. Cerrando la puerta, me volví para ver a el hombre delgado en el centro de la carretera, se retorcía con la sangre plateada que caía en el aire desde su herida en el costado. Él ya no estaba sonriendo.-No se puede ocultar de mí, Ethan Chase,-dijo mientras yo me apresuraba hacia el lado del conductor del camión. -No importa donde esconda a la chica del verano, no importa lo lejos que se encuentre, los voy a encontrar a ambos. No le hice caso y tiré mi bolso del suelo y salté detrás del volante, cerrando la puerta detrás de mí. Annwyl estaba encorvada en el asiento con los ojos cerrados, inclinada lejos de la puerta, pero no podía preocuparme de ella ahora. Puse la llave en el contacto, el camión volvió a la vida mientras otra luz brillaba en las ventanas de mi casa, la cocina esta vez. Lance el camión en reversa. Salí de la calzada, con la esperanza de golpear a Creepy Thin Man con unas cuantas toneladas de hierro y acero. Lamentablemente, eso no sucedió, pero nada nos detuvo mientras apretaba el pedal del acelerador y salíamos a toda velocidad por la calle. *** -Bueno.- dijo Annwyl después de un momento de dejar que nuestros latidos volvieran a la normalidad.-eso fue... interesante.-La miré. Se sentó lo más lejos posible de la puerta de la cabina, con los brazos alrededor de su estómago, inclinándose hacia adelante. Su mandíbula se tenso, con los ojos de musgo verde ligeramente vidriosos. Parecía que estaba experimentando la peor resaca del mundo y estaba a punto de vomitar en el suelo de mi camioneta. -Annwyl.-le dije con urgencia. -¿Puedes hacer esto? ¿Vas a estar bien? El hada de verano dio un apretado, gesto doloroso. -Ha sido un largo tiempo desde que he experimentado la enfermedad de hierro.- murmuró, sin levantar la vista. -Me había olvidado ... lo desagradable que es.- Ella se sentó con cuidado, como si la comprobara aun estar allí. -Estoy bien.- respiró, como si tratara de convencerse a sí misma. -no me he ido todavía. Dos minutos después, mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolsillo, comprobando el número, y mi estómago cayó. -Estás en un gran problema, joven.- fue el saludo de papá cuando le contesté. Hice una mueca.-Sí, me di cuenta. -¿No pudiste decirme lo importante que era en ve de mentirme, anoche?-Me escabullí otra mirada a Annwyl. Ella le devolvió la mirada de disculpa, como si supiera que estaba en juego y lo que estábamos hablando. Pensé en la cena de los acusados, merodeando por el patio, y cómo mamá reaccionaría si le dije lo que había pasado. -No,- dije, sintiendo la desaprobación de mi padre por todo mi cuerpo. -Pero te lo explicaré todo cuando llegue a casa. -¡Ethan!- La voz de mamá crujió en mi oído; sonaba como si ella hubiera estado llorando. -Ven a casa, ¿me oyes? Vuelve ahora mismo. Un bulto atrapado en mi garganta. -No puedo.- susurré. -Lo siento. Vuelvo en un par de días, te lo prometo. -No hubo respuesta, sólo un sollozo ahogado, y luego papá se hizo cargo de nuevo. -Llámanos tan pronto como se llega a Nueva Orleans,- ordenó, su voz severa y controlada, tratando de ocultar su ira. -Y cada pocas horas después de eso, ¿entiendes?
-Sí, señor.
-Ten cuidado ahí fuera, Ethan.-Casi una advertencia. Tragué saliva.-Lo haré.-Presioné Finalizar a la llamada y bajé el teléfono, deseando que no tuviera qué ser así. Casi me arrepentí de decirles la verdad, pero no, era mejor que finalmente se dieran cuenta de lo que tenía que lidiar. Al menos así sabrían lo que me había ocurrido ... si no vuelvo a casa. El viaje a Nueva Orleans fue en su mayoría silencioso. Annwyl acurrucada en el asiento del pasajero y mirando por la ventanilla, tenia los ojos vidriosos, con obvio malestar y dolor. Encendí la radio y busqué hasta que encontré una estación de música clásica, tratando de hacer el viaje más llevadero para ella. De vez en cuando, ella parpadeaba y desenfocaba desde la esquina de mi ojo, haciendo que mi piel se volviera de gallina y volteando la cabeza para asegurarme de que ella todavía estaba allí. Nos tomamos un descanso en una parada de descanso, y la seguí a un grupo de árboles, observándola con preocupación mientras ella presionaba su frente en el tronco, respirando con dificultad. -¿Vas a estar bien?- Le pregunté de nuevo, sólo para hacerla hablar, para escuchar su voz. Cuanto más lejos nos fuimos, más se sentía como si estuviera sentado junto a un fantasma, ralentizando la disolución en la luz del sol. Annwyl asintió. -Sí,- susurró ella, mirando hacia atrás con una sonrisa valiente. -Puedo hacerlo. Voy a estar bien. ¿Qué distancia hay a ... a ... -Su frente se arrugó. -¿A dónde vamos otra vez? No hice caso de la punzada de miedo que me recorrió. -Nueva Orleans.-respondí. -El mercado de duende.
-Eso es correcto. Annwyl apoyó un hombro contra el árbol, donde los hilos de la hiedra verde brillante estaban arrastrandose lentamente hacia las ramas, susurrando en voz baja mientras se enrollan alrededor del tronco. Tragué saliva y esperé que nadie las viera de esta manera. -Keirran.-Annwyl reflexionó, su voz tranquila colorea con anhelo. -¿Va a estar allí? -No lo sé,- admití. -Eso espero. Estamos realmente sólo agarrando un clavo ardiendo, y todavía tengo que encontrar donde se celebra el mercado duende de este mes. -Por suerte, tengo una idea bastante clara de a quién pedirle esa información. Las dríadas locales de Central Park rumoreaban de algunas de las hadas más antiguos de Nueva Orleans y sabían casi todo lo que hay que saber sobre la vida secreta de la ciudad. Sólo esperaba que el precio de esa información no fuera demasiado alto. -La luna llena es esta noche.- Annwyl rozó distraída mente una rama seca, que volvió a la vida bajo sus dedos. -Una vez que nos damos cuenta que el mercado es, vamos a ir una y echar un vistazo alrededor. Incluso si Keirran no se presenta, tiene que haber alguien allí que pueda saber donde está y a donde va. Annwyl asintió de nuevo. -Eso espero.- susurró. -No sé cuánto tiempo me queda. El sentimiento de aprensión creció. -Vamos.-le dije, y camine de nuevo hacia mi camioneta. -Te voy a decir toda la historia en el camino. Pero debemos seguir adelante. -Y esperemos que cuando nos encontramos con Keirran, Annwyl todavía sepa quién es y qué quiere verlo. Todavía era de día cuando cruczamos más allá de los límites de la ciudad de Nueva Orleans y comenzamos a ver la expansión urbana de una de las ciudades más densa-mente pobladas del faery en el mundo humano. Nueva Orleans era el lugar de vudú y la magia, el misterio y la superstición, y atrajo innumerables fey a sus esquinas y calles embrujadas casi míticas. Yo nunca había estado en Nueva Orleans antes; que estaba en mi top de cinco lugares para Evitar Debido a la Malditas Hadas. Por supuesto, la ironía de que, no sólo estaba aquí, estaba aquí buscando el mayor mercado del goblin en el país, un lugar donde miles de fey convergerían a negociar y llegar a acuerdos, no pasó desapercibido para mí. La carretera fue a la derecha a través del parque de la ciudad, y tuve que pedirle a Annwyl que me leyera las instrucciones que había copiado de MapQuest, hasta que finalmente llegamos a un montón casi vacío en el borde del césped. Era tranquilo cuando me bajé del camión,todo estaba inundado con la quietud serena de la madrugada, y casi nadie más estaba fuera. Cuando entramos en el parque, una mujer y un terrier jogged al otro lado de nosotros por la acera, y el perro se tomo un momento para ladrar le histérica-mente a Annwyl, para la gran vergüenza de la mujer. Disculparse y regañar al perro, al mismo tiempo, doblo en una curva, y luego nos quedamos solos. -Me gusta estar aquí.- Annwyl reflexionó, mirando alrededor del parque tranquilamente. Desde que salió de la camioneta, se veía mejor, no tan pálida e insustancial. -Ya puedo respirar más fácilmente, mi mente no se siente como si estuviera en una niebla. La magia es todavía fuerte aquí. -Sí.- No podía sentir la magia y el glamour en el aire, no como ella, pero sin duda podía ver la evidencia a nuestro alrededor. Un piskie zumbó por mi cabeza como una avispa mutante, dejando una aguda risa a su paso. Una ondina, azul claro y con dientes de pirañas , levantó la vista de la orilla de un estanque antes de deslizarse silenciosamente en el agua. Un enorme perro negro se deslizó a través de un parche de niebla entre los árboles, mirando como la mascota de alguien que se había deslizado de su cuello, hasta que vi sus ojos brillando con fuego azul y notado que caminaba en la parte superior de la hierba en lugar de aplastar las hojas bajo sus patas . El parpadeó con solemnidad y trotó en la niebla de nuevo, dejando atrás absolutamente ninguna evidencia de que había estado allí. Me hubiera gustado no haber dejado mis cuchillas kali bajo el asiento de mi camión, oculto y encerrado. Pasear por un parque público con un par de espadas era arriesgado y podría conseguir meterme en problemas reales, pero si nos encontrábamos con un redcap enojado o una bestia hambrienta de Nunca Jamás, casi prefiero tomar la oportunidad. Afortunadamente, el parque fey parecía indiferente a nosotros he hicimos nuestro camino hacia un grupo de árboles de roble macizo en el centro del césped, enorme y retorcido y cubierto de musgo español, los árboles antiguos eran el hogar de varias dríades que habitaban el parque. En un momento dado, el parque también había sido el hogar de la anciana Dryad, un espíritu muy viejo árbol que había ayudado a Meghan a derrotar al Rey de Hierro hace más de trece años. A través de los años, había oído bastantes fragmentos de esta leyenda muy popular entre los elfos a los que les gustaba reconstruir lo que había sucedido. Cuando fui secuestrado por el fey de hierro y me llevaron a Nunca Jamás, Meghan había venido aquí para pedir ayuda en la derrota de la supuesta-mente invencible hierro Rey. El Dryad Elder le había dado mi hermana algo que se llama una flecha Witchwood, una astilla de la magia del verano pura que era como kriptonita para los fey de hierro. Pero el Witchwood fue también el corazón de roble de la Dryad Elder, y al dárselo a Meghan esencialmente mató el árbol y la dríada adjunta. Pensando en Meghan a la sombra bajo las enormes ramas, me di cuenta de que ella había arriesgado tanto por mí, hace tantos años. Se había ido de casa, metido en el Nunca Jamás, hecho tratos con las hadas y poner en peligro su vida, todo para mi rescate. ¿Por qué no podía estar aquí, en este momento, cuando yo la necesitaba de nuevo? ¿Por qué estaba guardando secretos, cuando había tanto en juego? -¿Ethan?-La voz tranquila de Annwyl me sacó de mis pensamientos oscuros. El hada de verano ladeó la cabeza hacia mí, sus ojos verdes inquisitivos. -¿Estás bien? ¿Te ha molestado algo? Sólo la misma persona durante los últimos trece años. -No.-Me encogí de hombros. -¿Por qué? -Tu aura de glamour cambió por un momento.- dijo Annwyl solemnemente. -Se hizo muy oscura y ... triste. Confusa. -Ella parpadeó, y de repente me sentí expuesto, al igual que todos mis secretos habían sido arrastrados a la luz pública. Me había olvidado de que la fey podía sentir emociones fuertes. El miedo, la ira, el dolor, los podía leer como si fuera una nube de lluvia sobre la cabeza de alguien. Algunos la teoría de que fue lo que hizo que los seres humanos por lo fascinantes que los buenos vecinos, que las hadas no tenía emociones verdaderas, por lo que ellos experimentaron a través del contacto humano. Yo no sabía si eso era cierto, pero Annwyl no necesitaba saber mis problemas familiares y, al ser vidente, no entenderlos si lo hacía. -No es nada.- le dije, agitado. -Estaba ... pensando en alguien, eso es todo.-Ella parpadeó, perpleja, y me dio la espalda. -Es una cosa de humanos, no lo entenderías. -Estabas pensando en tu hermana.- dijo Annwyl y me ofreció una débil sonrisa cuando me volví hacia ella, frunciendo el ceño. -He estado aquí por mucho tiempo, Ethan Chase.-dijo ella, y su voz no era petulante o orgullosa o cruel; era sólo una declaración. -Puede que no sea humana, pero los he observado a lo largo de los años. Los he visto nacer, y los he visto vivir, y enamorarse, y morir. No importa la edad ni el tiempo ni las emociones del patrón humano, siempre se mantiene el mismo. Y en el pasado, tu aura de glamour sólo se altera de esa manera cuando se habla de la Reina de Hierro. -Ella parpadeó de nuevo, inclinando la cabeza, mirando genuina-mente perpleja ahora. -Tú ... ¿Te olvidaras de ella, entonces? Quería gritarle que era asunto suyo, pero me detuve a mí mismo. No era culpa de Annwyl que yo fuera tan transparente, a pesar de que me había vuelto a sorprender con lo perspicaz que era realmente. Era difícil ver a la ligera, hermosa Annwyl como algún antiguo, sidhe que todo lo sabe, aunque con las hadas, las apariencias siempre engañan. Por lo que sabía, podía ser tan antigua como Titania. Ella seguía mirándome, con su cabeza inclinada como si estuviera tratando de entender. -No te preocupes por eso, Annwyl.- le dije, sin querer hablar de Meghan, especialmente no con un hada. -No estamos aquí por mí. Ella asintió y dejó ir el tema, lo que me sorprendió un poco. Tal vez había estado alrededor de Kenzie demasiado tiempo; estaba acostumbrado a que ella no dejara nada ir. Pero habíamos llegado al centro de un grupo de árboles de roble con enormes extensiones de musgo español que cuelgan de las ramas como encaje, y de repente me podía sentir ojos en mí. Un manto de niebla flotaba en el aire y se agrupaba entre las raíces de los árboles, y el aire bajo el dosel estaba húmedo y quieto. Un movimiento me llamó la atención. Por el rabillo de mi ojo, vislumbré una cara, joven y solemne, mirándome desde el centro de uno de los troncos retorcidos, pero cuando volví la cabeza, ya no estaba. -Annwyl.- susurré, sabiendo que estábamos siendo observados desde todos los ángulos. -Las Dríadas son parte de la Corte de Verano, ¿verdad? ¿No les será difícil hablar contigo? Annwyl me dio una mirada de perplejidad, como si la pregunta fuera ridícula. -No es difícil.- respondió ella, muy a gusto en el centro de la base del árbol. -Cortés mente, si es posible.- dijo una voz nueva, una figura esbelta salio de la corteza cubierta que se derritió hasta la mitad del tronco, mirándome con ojos pequeños y brillantes oscuros. -Somos por lo general muy razonables, Ethan Chase. -Oh, muy bien.- comente mientras otras dos dríadas más resbalaban de los robles para mirarme. Eran muy altas, sus extremidades eran largas y elegantes, con pelo como las cintas de musgo español que colgaban de los árboles. -¿Ya saben quién soy? -El viento nos dijo que ibas a venir, mortal.- dijo la dríada que había hablado primero. -Hace años, su hermana llegó a la Dryad Elder a pedir ayuda. Para rescatarlo a usted y guardar a el Nunca Jamás Del Rey de Hierro. Haríamos lo mismo por cualquiera de sus parientes, y no le pediremos ningún precio a cambio. -Oh.-dije, sorprendido. La primera vez para todo, supongo. -Eso es ... bueno, entonces. Las dyrads continuaron como si no hubiera hablado. -Hemos escuchado rumores de su difícil situación en contra de los Seres Fading.- dijo la segunda dríada. -Los rumores dan vueltas en el viento. De ti, y el príncipe de hierro, y las sombras que se arrastran cada vez más estrechas. El viento está lleno de noticias en estos días oscuros. Di un sobresalto ante la mención del Príncipe de Hierro, y Annwyl un grito ahogado.-¿Keirran?- Le preguntó, dando un paso adelante. -¿Lo has visto? ¿Sabes dónde está? -No.- La dríada negó con la cabeza, y un gran escarabajo verde zumbó de su cabello, aterrizando en el tronco. -Ha habido ... retazos de dónde está o dónde ha estado,-continuó el hada. -destellos breves. Y de repente simplemente no existe más. Y ni siquiera el viento sabe donde ha ido. Los hombros de Annwyl cayeron y le di una mirada tranquilizadora. -Pero él esta por ahí.- le dije. -Él todavía anda por ahí, Annwyl. Vamos a ponernos al día con él, finalmente. -Ella asintió con la cabeza, y me di la vuelta a la dríada. -Hablando de Keirran,- continué, -pensamos que podría aparecer en el mercado duende de este mes. ¿Sabes dónde se celebra? La dríada inclinó la cabeza. -Lo hago.- respondió ella, y me ahogué un suspiro de alivio. -El mercado goblin será donde siempre ha estado, en la calle Bourbon. -¿En serio?- Levanté una ceja incrédulo. -Bourbon Street. La calle más famosa de Nueva Orleans. Me parece que un poco difícil de imaginar, con todos los turistas y coches y gente borracha deambulando. ¿Estas seguro que es allí? -Sí.- La expresión de la dríada no cambió. -La entrada en el mercado se oculta a los mortales, pero la chica de verano va a ser capaz de ver a través de la niebla. Después de la medianoche, vallan a un lugar que se llama de Lafitte Blacksmith Shop. Entren en el edificio a través de la puerta de la izquierda, cierren los ojos y giren tres veces. Salgan por la puerta de la derecha y se encontrarán en el mercado duende. Donde ir de allí depende de ti. -Suena bastante fácil.- Miré a Annwyl. -Serás capaz de conseguir ver ¿verdad? Ella asintió con la cabeza. -Sí. Si puedes recordar cómo entrar en el mercado, voy a hacer el resto. Un viento repentino hizo temblar las ramas de los robles, haciendo que las dríadas giraran sus cabezas. Mirando alrededor, me di cuenta de que la niebla se había espesado y se iba enrollado como una manta de color blanco alrededor de los troncos, amortiguando el resto del mundo. El espacio entre los robles y la luz que se filtraba a través de las ramas era cada vez débil y se atenuaba rápidamente, sumiendo a la arboleda en la sombra. Me tensé, y las dríadas retrocedieron, fundiéndose en sus árboles.-¡Hey!-Llamé, volviéndome hacia la que había hablado conmigo. Estaba a mitad de camino en el maletero ahora, sólo su rostro y un brazo se mostraba a través de la corteza,con sus brillantes ojos negros fijos en mí. -Espera un segundo. No pueden simplemente desaparecer ahora. ¿Qué está pasando? -Ellos vienen.- la dríada susurró mientras su brazo y el hombro se desvanecían, aspirado de nuevo en el árbol. Ahora sólo su rostro se mostraba a través de la corteza. -Corre, Ethan Chase.-Y ella se había ido, dejándome mirando a un tronco de árbol sin rostro. La niebla que nos rodea en espiral más apretada, dejando fuera el resto de la luz.-Ethan.-Annwyl susurró con voz ahogada, mirando con los ojos abiertos a algo detrás de mí. Me voltee.... Y me encontré cara a cara con una bruja sin ojos, flotando en el borde de la niebla. Mi estómago cayó. Salté hacia atrás, pero la figura andrajosa con el adelgazamiento del cabello y sin ojos en su rostro marchito se abalanzó hacia mí como una marioneta cuyos hilos eran un tirón. Una delgada mano arrugada se extendió hacia mí, con garras largas intermitentes que parecían de acero, ya que enganchó la parte delantera de mi camisa, rasgando la tela. Grité y agarré su muñeca, tratando de hacer que me soltara, pero la bruja marchita era más fuerte de lo que parecía, porque no podía ceder a su pulgada. Su rostro se acercó al mío, con olor a polvo y telarañas como las cosas en el ático que no han visto el sol en décadas. Tiré hacia atrás, tratando de liberarme cuando su aliento salio de su boca abierta y el aire frío, muerto corrió contra mi cara. -¡No hay tiempo!-Las palabras eran una escofina, y la otra mano sujetaba mi hombro, garras clavándose en mi piel. -¡No hay tiempo, Ethan Chase! Están viniendo. Pero tienes que entender. ¡Debe ver esto! -¡Suéltame!-Me deslizó el brazo por debajo del codo huesudo y empujé con todas mis fuerzas, y la bruja espeluznante cayo hacia atrás, causando un agujero en mi camisa y unos pocos en mi piel, también. Ella susurró, alcanzándome de nuevo, y me apresuré a ponerme en postura defensiva, manteniendo Annwyl detrás de mí.-No.-la cosa sin ojos gimió, sonando abatida. No me importaba; ella no me iba a agarrar de nuevo. -¡Ethan Chase, espera! No entiendes. Tengo que enseñarte algo, antes de que sea demasiado tarde. -Quédate ahí.- le dije a ella y cogí un palo del suelo, man-teniéndolo en frente de mí como lo haría mis espadas. -Si tienes algo que decirme, se puede decir que a partir de ahí. -Ethan.- Annwyl susurró detrás de mí, sonando débil. -Es el Oráculo. -¿Qué?¿El Oráculo? -El antiguo vidente del País de las Hadas, que había ayudado Meghan cuando llegó a Nunca Jamás en mi busca,
que podía ver el futuro, o atisbos de el. ¿Ella? ¿Eso era Oráculo?
No tuve la oportunidad de hacer nada. La niebla se agito, y de repente, las cosas oscuras surgieron de la nada, corriendo hacia nosotros desde todos los lados. Parecían sombras, siluetas negras sin características definidas a excepción de un par de ojos amarillos que brillaban intensamente. No eran sombras humanas, tampoco; sus brazos eran demasiado largos, que terminaban en garras curvas, y se movían como enormes insectos, deslizándose por el suelo. Zarcillos de sombra se transmitían de sus cabezas y espaldas como cintas manchadas de tinta, retorciéndose en el aire a medida que se acercaban, silenciosas como la niebla. Grité cuando una sombra saltó hacia mí, la golpee con la rama. Se agachó, o más bien, fluyo por debajo del golpe, moviéndose como un derrame de tinta y de un lado a otro. Por un instante, estaban justo en frente de mí unos saltones ojos amarillos, solo a pulgadas de mi cara. Pero entonces, antes de que pudiera registrar que estaba en problemas, todo se había ido, saltando desde distancia, hacia la bruja polvorienta flotante en el centro de la arboleda. De hecho, todo el enjambre parecía estar convergiendo sobre ella como un torrente de agua oscura. Ella susurró y cortó el aire a su alrededor. Varias de las criaturas de la sombra se sacudieron, luego parecieron desintegrarse, deshilachado se en cintas de oscuridad que se filtraba en la tierra y desaparecían. Pero aún quedaban sombras apiladas sobre el Oraculo, aferrándose a su forma de polvo como salpicaduras de tinta. Ellos no atacaban; por lo que pude ver, sólo se agarraban a ella. Pero sus gritos y gemidos procedentes de debajo de esa masa oscura me ponía los pelos de punta. -Ethan.- Annwyl gritó, agarrando la parte de atrás de mi camisa. -¡Es el Oráculo! ¡Por favor, ayudarla! -¿Estás loca?- Le dije, soltando mi camisa de su agarre. Ella miró hacia mí, con los ojos abiertos y suplicante, y gimió. -Bien. No sé por qué estoy haciendo esto, pero ... ¿crees que puedes distraerlos el tiempo suficiente para conseguir repudiarlos? -La chica del verano asintió. Suspiré, me volví a las manchas indistinguibles de la oscuridad en el centro de la arboleda y levanté mi bastón. -Claro. Al rescate de una hada espeluznante que trato de matarme. ¿Por qué no? Me lancé a la lucha, los árboles por encima de mí gimieron. Las ramas de los robles antiguos se arrastraros hacia abajo, barriendo a las criaturas oscuras como una escoba. Raíces estallaron desde el suelo, enrollado se alrededor de las piernas y los brazos de las criaturas, tirándolas. Las masa de oscuridad se desprendieron de un lado, y pude ver un montón de trapos sucios arrugadas en el suelo.Lanzándome, me golpeé en una nube de frío gélido que casi me dejó sin aliento. Mi piel se erizó, y mi aliento se elevo frente a mí, me agache y agarre un brazo marchito entre el montón de harapos. -¡No!- El brazo volvió a la vida, huesudos dedos quitándome de su muñeca, me sobresalte y tiré, para liberar su brazo. Miré hacia abajo. Marchita, la cara sin ojos del Oráculo miró hacia mí desde el suelo con su boca abierta. A nuestro alrededor, los seres sombra luchaban por las vides, deslizándose como las serpientes, su frialdad me hizo sentir helado. -Maldita sea, ¡Vayámonos de aquí!-Traté tirando mi brazo hacia atrás, traté de sacarla, lejos de las sombras que se cernían en todos los lados. -¿Va a parar? ¡Estoy tratando de ayudarle! -No.-susurró de nuevo con su tenue voz. -Escucha. Es demasiado tarde para mí, Ethan Chase. La oscuridad ha llegado, como yo preveía que lo haría. Este es mi destino, no se puede detener. Pero tienes que ver.... esto... Las criaturas de la sombra ya la tenían; varios presionado hacia adelante, agarrando a el Oráculo de nuevo, cubriéndola como mantas raídas. Gruñí y los golpee con la rama, pero, o se deslizaban a un lado o aceptaban los golpes, sin hacer ruido, apilando se sobre el Oráculo de nuevo. Ninguno de ellos tomó represalias contra mí, aunque el aire se hizo dolorosamente frío. Con horror, vi una esquina de trapos del Oráculo, revoloteando como si estuvieran atrapados en una brisa, y desapareció con unas criaturas de la sombra. Una parte de ella, como si hubiese sido succionado por un agujero negro. Y entonces sentí una leve sensación de tirón lento que viene de todas partes, yo sabía lo que eran estas criaturas. Olvidados. Del tipo que nunca había visto antes, pero no había duda de lo que estaban haciendo. Chupar su magia y glamour, al igual que a el resto de su especie. Drenando su vida y su esencia, y si no conseguía sacarla de aquí ahora, ella sería drenada hasta desaparecer. Me tiré hacia atrás, tratando de arrastrar a el Oráculo, pero de alguna manera la otra mano alcanzo a zafarse de la masa arremolinada de oscuridad y toco un lado de mi cabeza. Hubo una punzada de dolor, como si hubiera hundido esas garras aceradas en mi mente, y un destello de algo blanco atravesó mi visión. Y por un momento, lo vi. Keirran. Cubierto de sangre, mirando algo en el suelo, con el rostro lleno de dolor y horror. Otro destello, y vi lo que estaba mirando. No. Mi mente quedó en blanco por la sorpresa. No. El agarre en mi brazo fue puesto en libertad. Tambaleándome, caí hacia atrás, y el Oráculo desapareció debajo de la pila de extraños Olvidados. Luchando en posición vertical, me lancé hacia adelante, gritando, pateando, golpeándolos con mi palo, hasta que la masa oscura de Forgotten finalmente retrocedió. Jadeante, empujando a la última de las criaturas, miré hacia abajo a el punto donde la vieja hada había estado. Unos trapos polvorientos yacían en la hierba a mis pies, aleteando como el papel. El Oráculo, o quien había sido, ya había desaparecido. Detrás de mí, Annwyl hizo un ruido ahogado y cayó de rodillas. Retrocedí hacia ella, mirando a los Olvidados, que nos rodeaba en un anillo oscuro, con sus ojos brillando de color amarillo en la penumbra. Pero ellos no atacaron. En silencio, se confundieron en la niebla y desaparecieron de la vista. La niebla se desintegró, la luz del sol entró en el bosque, y todo volvió a la normalidad.Mis brazos estaban temblando, y era dudoso que mis piernas continuarían sosteniendome. Dejé caer el palo y me apoyé en un tronco, sin preocuparme de que podría ser el árbol de una dríada. Esa visión, en esa fracción de segundo el Oráculo me lo había mostrado. No puede ser cierto. Me negué a creerlo. Por supuesto, si era cierto, entonces sin duda explicaría algunas de las reacciones que estaba recibiendo de Meghan, los tribunales, el hombre delgado, TODOS. Entendí el miedo de Meghan ahora. Entendí mucho más de lo que quería. -No puedo creer que el Oráculo se... ha ido.- Annwyl susurró después de un momento. No le respondí. A decir verdad, no estaba pensando en el Oráculo. Aún estaba conmocionado por la carga de ladrillos que habían dejado caer sobre mi cabeza, incapaz de dejar de verlo. La visión. Keirran cubierto de sangre, mirando algo en el suelo a sus pies. Su cara era una máscara de dolor, de desesperación y horror. Y en la hierba... un cuerpo, con la sangre acumulándose en su pecho, mirando sin ver nada.
  Era yo.
 
ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
SI QUIEREN SEGUIR LEYENDO ESTA SERIE IGUAL PUEDEN VISITAR SU PÁGINA!!
PARA VISITAR SU PAGINA DE WATTPAD SIGAN EL LINK----->  
Capitulos de The Iron Traitor


Comenten!!! :)

Capitulo 8 The Iron Traitor (Español)

CAPÍTULO OCHO: EL HOMBRE DELGADO


Traducido  por: Vale A
Publicado por: Ary Winter


Fruncí el ceño ante el colchón, preguntándome donde el hada de verano podría haber ido. Cuando la dejé esa mañana, se había acurrucado en mis almohadas mientras pétalos y hojas brotan alrededor de ella hasta el marco de la cama. Preocupado de que ella podría aburrirse, (ya que las hadas aburridas era igual a desastre), había reunido una gran pila de libros al azar, revistas y novelas alrededor de la casa, a escondiéndolas de mis padres en mi habitación para ella. Antes de salir a la escuela, también me ofrecí a dejar películas en mi ordenador portátil, pero se habían estremecido ante esa idea y negado con la cabeza. Sin embargo, cuando ella tímidamente preguntó si el extraño dispositivo de metal podría desempeñar cualquier tipo de música y había encontrado una emisora de música clásica y lo deje allí, rezando que mis padres no lo apagaran. La cama estaba vacía ahora, un libro de bolsillo estaba olvidado en mi almohada. La estación de música todavía canturreaba en voz baja... -Annwyl.- llame de nuevo, preguntándome, absurda mente, si debía comprobar el armario o debajo de la cama. -¿Dónde estás?-Todavía nada. La calidez y sutil aroma que llenaba mi habitación cuando Annwyl estaba presente también se había ido. De pronto recordé las palabras de la hada sobre el Fade,y un dolor agudo se apoderó de mi estómago. ¿Había.... sólo ... desaparecido? ¿Dejó de existir? Mi intestino se retorció aún más. ¿Que haría Keirran al respecto? ¿Qué haría si se enterara? Desesperado ahora por encontrarla, busqué el resto de la casa, pero ella no estaba en la sala de estar, cocina, baños, sótano o sala de estudio, y definitivamente no iba a irrumpir en la habitación de mis padres en este momento. Con la esperanza de que ella no se hubiera olvidado del peligro e ido fuera, fui a la puerta de atrás para buscar en el patio a la hada desaparecida. Tiré de la puerta abierta y me congele.Una figura delgada, pálida se puso a unas yardas de distancia, en lo alto de la valla de privacidad de madera que rodea la parcela, recortada contra el cielo nocturno. Se puso de pie, de perfil, por lo que me miró de lado, y un gran ojo pálido me miró, desde una cara estrecha. Mi corazón casi se detiene tan pronto como lo vi, se volvió, como si fuera a decirme algo y desapareció. Salté, sorprendido e incrédulo. Con la excepción de un gato gris desagradable, nunca había visto a ninguna hada simplemente desaparecer delante de mí. -Oh, espera un segundo.- vino una voz clara y alta, de la nada. -Siempre me olvido. Un momento, Ethan Chase. -El hombre delgado se volvió, una vez más, visible, y me di cuenta que no había desaparecido del todo, sólo se había hecho muy, muy delgado. Al igual que el borde de un papel fino. Así de delgado se podía ver sólo cuando se volvía de lado. Me preguntaba cómo diablos podía ponerse de pie recto, y mucho menos a pie, si él era básicamente del ancho de una hoja de papel. Luego recordé que él era un hada, y que las cosas nunca tenían sentido con las hadas.-Buenas noches.-dijo el hombre, sonriente y mirándome desde la esquina de su ojo. -Encantadora noche, ¿no es así? Cerré la puerta detrás de mí, pero no me metí en el patio, mirando a el hada desde el escalón más alto. Los encantamientos podrían mantenerlo a raya por ahora, pero si de alguna manera se rompían y venia a por mí... debería tener el tiempo suficiente para llegar a mi habitación y agarrar mis espadas. -¿Qué quieres?- Le pregunté. -¿Es esa la manera de saludar a un invitado?- Preguntó el hada, juntando las manos pálidas en frente de él. -He llegado muy lejos para encontrarte, Ethan Chase.-se quitó el sombrero y jugó con en sus largos dedos de araña. -Tengo un problema, Ethan Chase,- dijo, mirando hacia abajo a sus manos, ahora quietas. -Tenía la esperanza de que pudieras arreglarlo por mí. -¿Y qué es? -Bueno, verás ...-El hada volvió a juguetear con su sombrero. -Hace mucho tiempo, cometí un error. Un error muy costoso, que está teniendo un impacto en nuestros dos mundos en este momento. ¿Estás familiarizado con el Fade, Ethan Chase? Es lo que ocurre con aquellos de nosotros que, o bien hemos sido separados de Nunca Jamás o hemos sido olvidadas por tanto tiempo, que nos olvidamos de nuestros propios nombres. -Ya sé lo que es. -Chico listo. Pensé que ya podrías saber. -El hada sonrió, mostrando una hilera de dientes finos y afilados. -Bueno, escucha bien a mi historia. En los confines del Between, el velo entre el reino de los mortales y de Nunca Jamás, se encuentra un pueblo. Y en ese pueblo habitan las criaturas que el mundo ya ha olvidado. Es su última morada, su refugio para pasar pacíficamente en la no existencia. Yo era el cuidador, Ethan Chase. El alcalde, por decirlo así. Era mi deber que todos los que fueran por el Fade estuvieran cómodos, y para ayudar a aliviar en el olvido, por el tiempo que les tomara. -Suena bastante horrible.- comenté. Él no me hizo caso.-Pero entonces, hace varios años, algo llegó a través de mi ciudad que nunca debería haber llegado allí, y se llevaron algo que debería haberse quedado allí para siempre. Y eso despertó una larga oscuridad dormida. Una oscuridad que nunca tuvo la intención de moverse. Y ahora ella está en el mundo de nuevo, y las cosas que casi se había desvanecido están regresando. -La mirada del hombre delgado agudizó aún más. -Lo que es peor, a causa de mi error, algo que nació en Faery y que nunca debería haberse ido. Un catalizador con el poder de cambiar todo. -Entonces, ¿qué tiene eso que ver conmigo?-Le pregunté. Parpadeó con su gran ojo pálido. -Se trata de que las cosas más pequeñas a menudo son los más importantes, Ethan Chase.- dijo. -Las piedras angulares derribaran toda la torre. La profecía no puede llegar a pasar sin él, y te quitará tu razón para luchar, la llama que lo mantiene vivo parpadeará y morirá. El Olvidó se desvanecerá de nuevo en el profundo Wyld, una vez más, y todo será como debe ser. -¿Profecía? -Sentí frío. De repente, las advertencias de Meghan, las propias palabras de Keirran de que todo el mundo sabía algo que él no, ahora tenía mucho más sentido. -¿Cuál profecía?-dije con voz áspera, y El me miró con sorpresa. -¿No lo sabes? Sin duda, la Reina de Hierro te habría dicho. -Hizo una pausa y luego, como si acabara de averiguar algo dijo: -Ahhhh.-respiró, asintiendo. -No, ella no lo haría. Por supuesto que no lo haría, no algo como esto. -¿Qué?- Le espete. -¿Qué no me han dicho? ¿Qué están guardando de los dos? El hada juntó sus largos dedos. -Te diré, Ethan Chase. Te puedo decir la profecía, y tu parte en ella, pero por un precio. Maldita sea. Debería haber visto esto venir. Mi instintiva reacción fue rechazarlo. Esta es mi regla número uno: Nunca hacer un pacto con el fey, bajo ninguna circunstancia. Pero esta profecía sonaba mal. Y mucho más grande de lo que había imaginado. -¿Qué precio?- Le pregunté con cautela. El hombre delgado sonrió.-Una cosa pequeña. Simplemente quita las sales que has puesto y me permite me recoger lo que he venido a buscar. Te dejare en paz después de eso. Retire las sales. Deje que un hada entrara a la casa. ¿Por qué iba a querer...Espera. Él estaba hablando de Keirran. El catalizador, el poder que podría cambiarlo todo, era Keirran. Y la razón de Keirran para luchar era... -Annwyl.- supuse, con ira, horror y la comprensión barrio a través de mí. -Estás aquí por Annwyl. -La chica de verano ya se está desvaneciendo.-dijo el hombre delgado con paciencia. -Su final ha comenzado. Y no se puede detener. Él no puede detenerlo. Esta loca búsqueda, su determinación para detener el Fade, para los exiliados y los olvidados, debe cesar. No se puede luchar contra lo inevitable. Una vez que ella se haya ido, la chispa del Príncipe de hierro va a morir, y él va a olvidar por qué quería salvar a los exiliados en el primer lugar. -Lo vas a sacar de si tan mal que va a hacer algo realmente estúpido. -Ese es un riesgo que estoy dispuesto a tomar. -Bueno, yo no.- Di un paso atrás, poniendo una mano en el picaporte. -Y estoy seguro de que Annwyl no quiere ir con usted. Así que vete lejos. No eres bienvenido en mi casa, y mas vale que no te vea cerca de Annwyl o de mi familia. El hombre delgado dio un profundo suspiro. -Niño tonto. Muy bien. Retrasa lo inevitable por un tiempo más largo, si lo deseas. Pero la chica se desvanecerá, y hasta ese momento, voy a asegurarme de que nunca vea a el Príncipe de Hierro de nuevo.-Con eso, se dio la vuelta para mirarme de frente... y desapareció. Haciendo una nota mental para fortalecer el infierno de las sales más tarde, me apresuré a regresar a mi habitación.-¿Annwyl?- Le llame de nuevo, abriendo la puerta. -¿Estás aquí?-Ella levantó la vista de la cama, con los ojos de musgo verde amplia y asustada. Aliviado, cerré la puerta, cerrándola detrás de mí por si acaso. -¿Él estaba aquí, ¿no?- Susurró. -El Hombre Delgado. Podía sentirlo, como un vacío, chupándome desde lejos. -¿Dónde estabas tú?- Le pregunté. -¿No me oíste busca dote antes? El hada parpadeó, confundida. -Yo ... yo nunca salí de la habitación,-dijo ella. -Estuve aquí todo el día. O estaba, hasta que ... -Echó un vistazo al libro, olvidado en la almohada, y su rostro palideció. -Yo no estaba aquí-, susurró, el horror arrastrándose sobre ella. -Yo ... me desvanecí durante unos minutos.-Ella podría haber sido fey, y podría haber sido la novia de Keirran, pero en ese momento se parecía más a una niña asustada que a un antiguo sidhe verano. -Mira, vamos a resolver esto.- le prometí. -De una manera u otra. Una vez que encontramos Keirran, vamos a tratar de encontrar una cura para esto. Ella me dio una sonrisa temblorosa. -No,- susurró ella, sacudiendo la cabeza. -Estoy agradecida, Ethan Chase. Pero no existe una cura. No hay esperanza. Sólo estoy luchando contra lo inevitable.- Sus palabras tenían algo inquietante mente familiar en ellas, al igual que la conversación que acababa de tener con el hombre delgado. -No se puede renunciar.-le dije. -Keirran está ahí fuera luchando por ti. Él no querría que te rindieras y los dejaras ganar. -Keirran...- Annwyl cerró los ojos. -Esto está mal-, murmuró. -Él no debería estar tratando de salvarme. No después de...-Hizo una pausa, mordiéndose el labio, y frunció el ceño. -¿No después de qué? -No después de que ya ha hecho mucho.- terminó, y yo sabía que estaba mintiendo. Bueno, no mintiendo, ya que, técnicamente, los fey no pueden decir mentiras. Pero habían mil maneras de doblar y danzar alrededor de la verdad, y ellos eran expertos en eso. Esa era una de las cosas clave que les hacia tan peligrosos. -¿Por qué está haciendo esto?- Continuó Annwyl. -Él sabe que no hay forma de detener el Fade. -Él te ama.- le dije, encogiéndome de hombros. -El amor puede obligarnos a hacer cosas estúpidas a veces. -Mi existencia está casi acabada.- Annwyl cogió el libro y lo sostuvo en su regazo, mirando hacia abajo, hacia la cubierta. -No hay nada que pueda hacer para detenerlo. Pero quiero ver Keirran antes de que me haya ido. Antes de que se cumpla completamente el Fade, quiero asegurarme de que Keirran este seguro, que no va a atraparse a sí mismo atado a un contrato del que se arrepentirá para siempre. -Lo encontraremos.- le dije. -Mañana. Nos dirigiremos a Nueva Orleans, averiguaremos donde se celebra el mercado duende y lo buscaremos allí. Y si él no está allí, sólo tendremos que seguir buscando hasta que sepamos dónde se esconde. -Alguien tenía que saber algo sobre el paradero del Príncipe de hierro, incluso si el precio de dicha información sea probablemente muy alta. Ella me dio una leve sonrisa. -Es más fácil... contigo alrededor, Ethan Chase.-murmuró ella, haciéndome fruncir el ceño con confusión. -Tu creencia en nosotros es muy fuerte. Tus emociones son muy poderosos. Creo que podre resistir al Fade, al menos hasta que vea a Keirran de nuevo, si tú estás conmigo. ¿Y entonces que? Me pregunté. ¿Qué se supone que debemos hacer después de que dejes de existir? ¿Crees que podrías convencer a Keirran de simplemente dejarte ir? Colapso en mi silla de computadora y miré fijamente a la pantalla, con la mente en varios lugares a la vez. Traté de concentrarme. Encontrar a Keirran. Eso es lo primero. De todas las otras cosas puedo preocuparme más tarde. Ubique los problemas de Annwyl, Meghan y del hombre delgado después del Príncipe de Reino de Hierro. Y me di un golpe en la parte posterior de la cabeza en donde todos los otros problemas estaban. "La profecía no puede llegar a pasar sin ti" la cena de los acusados había dicho, haciendo que un escalofrío se arrastrara por mi columna vertebral. Genial, una cosa más por la que volverme loco. ¿Qué tipo de profecía? ¿En que me implica? ¿Annwyl? ¿Kenzie? ¿Que eventos se desarrollarían alrededor de Keirran? De repente me sentí como Glinda la Buena; ¿es una buena profecía, o una mala profecía? ¿Podría ser evitada si me quedo lejos de él, o eso sería simplemente para asegurarse de que pasara? Fuera lo que fuese que tuviera que pasar. ¡Argh! Me froté mis manos por mi cara. Esto era algo grande. Una cosa era cierta, sin embargo: tenía aún más motivos para encontrar Keirran y preguntarle qué demonios estaba pasando. O al menos advertirle acerca de esta cosa de la profecía. Si tuviera que ver con los dos, tal vez podríamos averiguarlo juntos. -¿Ethan Chase?-Miré hacia atrás, a Annwyl. Se sentó en la cama con las rodillas contra su pecho y sus brazos envuelto alrededor de ellas, el pelo largo derramándose sobre sus hombros. Sus ojos eran solemnes cuando se encontraron con mi mirada.-Si desaparezco... antes de que encontremos a Keirran....- ella comenzó con voz vacilante. -Si desaparezco para siempre, podrías... ¿podrías hacerle saber que lo amo? No se lo he dicho, y no quiero que piense que no me importa... -No, Annwyl- dije suavemente, y ella levantó la cabeza, con los ojos muy abiertos. -No voy a decirle nada. Vas a decírselo tu misma. No te rindas antes de incluso de empezar .-Ella parpadeó y arrugo la frente, como si nunca hubiera pensado en eso. Antes de que pudiera responder, sonó el teléfono, en la pantalla destello el nombre de Kenzie. Me metí en la sala para responderla. -Bueno, está todo listo.- dijo Kenzie cuando conteste. -Toda la familia está dispuesta a ir. Papá contrató un coche para nosotros y todo eso. -Kenzie.. -Ah, y tengo la dirección del hotel donde nos vamos a quedar. -Kenzie ... no quiero que vengas conmigo al mercado duende. Una larga pausa en el otro extremo. Tragué saliva y me preparé.-¿Vamos a empezar de nuevo, tipo duro?-La voz de Kenzie era tranquila, pero podía oír la furia debajo de ella. -¿Vas a decir de nuevo que es peligroso? Creo que ya te oí la primera vez. ¿O vas a decirme que no quieres que valla a Nueva Orleans contigo? -Me mordí el labio. Puede retractarte, Ethan. Ella te está dando la oportunidad de hacerlo. Esto no va a ir bien si no te retractas. ¡Abortar! ¡Abortar! Endureci mis sentimientos. No, esto era necesario. El mercado goblin era peligroso, lleno de feys expertos en engañar y dispuestos a robarte tu propio corazón si pudieran. No sólo eso, ahora un hada asesino estaba merodeando alrededor, y eso era espeluznante ¿Acaso olvide donde había terminado mi novia? Kenzie me había seguido en el Nunca Jamás y terminó en el hospital, por eso. Ella todavía estaba gravemente enferma. Esto era lo mejor. Incluso si ella no estaba de acuerdo, incluso si ella me odiaba por esto, quería que ella estuviera a salvo. -No, yo no quiero que vengas.-La oí tomar una respiración rápida, como si no fuera una respuesta nítida. -¿Y todos los planes que hicimos?- Preguntó con una voz demasiado tranquila. -¿Ponernos de acuerdo para reunirnos en Nueva Orleans? ¿Buscar el mercado juntos? ¿Convencer a mi padre para llevar a toda mi familia de vacaciones, para no poder encontrarnos allí? ¿Esto no significa nada para ti?-Podía sentir su ira a través de la línea telefónica y sabía que estaba en un terreno peligroso, pero aún estaba pegado a mis convicciones. -Kenzie, estás enferma. Acabas de salir del hospital. Si vamos al mercado goblin y algo te sucede, tu padre me matará. No es que no quiera verte, -continué, tratando de sonar razonable. -Sólo estoy tratando de mantenerlos fuera de toda esta locura. Si te lesionas de nuevo, nunca me lo perdonaré.- Hice una pausa, y luego añadí el último clavo al ataúd. -No quiero que me sigas allá. Quédate con tu familia. -Por favor, dime que no estás haciendo esto.- Su voz se quebró un poco, haciéndome hacer una mueca de dolor. -Después de todo... sobre tiempo prestado y con ganas de vivir mi vida, por favor, dime que no me vas a ignorar que al igual que todos los demás. -Lo siento. -Está bien.- Sus palabras sonaron rígidas, frías y enviaron una lanza de fuego a través de mi estómago. -Si no me quieres allí, Ethan, está bien.- Un pequeño sollozo se hizo eco a través del receptor, peor que si me hubiera gritado o maldecido. -Supongo que estaba equivocada acerca de ti. Tú eres como todos los demás. -Kenzie ...-Ella colgó.Bajé mi brazo, sin saber exactamente lo que sentía, ademas de una profunda tristeza. Vagando a mi habitación, vi que Annwyl se había quedado dormida en mi cama, con el pelo derramándose en oleadas sobre mi almohada. Incapaz de relajarme, me senté en mi silla de la computadora y abrí mi portátil, pero no hice nada con ella. Me senté allí y miré distraída mente la pantalla, repitiendo las últimas palabras de Kenzie y otra vez, y preguntándome si acababa de sabotear todo lo que tenía con ella tenia alguna posibilidad de reparación.



ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
SI QUIEREN SEGUIR LEYENDO ESTA SERIE IGUAL PUEDEN VISITAR SU PÁGINA!!
PARA VISITAR SU PAGINA DE WATTPAD SIGAN EL LINK----->  
Capitulos de The Iron Traitor


Comenten!!! :)





Capitulo 7 The Iron Traitor (Español)

CAPÍTULO SIETE: LA VERDAD

Traducido por: Vale A.
Publicado por: Ary Winter

-Por supuesto que no. Estábamos los tres en la cocina, yo sentado en uno de los taburetes, mis padres hacia el otro lado del mostrador. Ambos llevaban miradas de horror, rabia e incredulidad. -No.- dijo papá, como si ese fuera el final de la conversación. -No después del truco que hiciste la semana pasada. ¿Crees que vamos a dejarte ir a solas a Nueva Orleans? No, Ethan. Y esta fuera de cuestión. -¿Un truco? -Traté de frenar mi ira, recordando que papá no era sensible al mundo hada y que tendía a olvidarse de él, como la mayoría de los seres humanos normales lo hacen. A diferencia de mí y mamá, que sabíamos que estaba ahí, pero tratábamos de evitarlo. Nosotros no hablábamos de ello. Bueno, eso terminó hoy. -¿Qué crees que estaba haciendo última semana?- le pregunté, sorprendiéndolo y causando que mamá se enderezara alarmada. -Yo no estaba en Nueva York para hacer turismo. No era una estúpida maniobra para llamar la atención. Quede atrapado en Nunca Jamás debido a unas estúpidas hadas y tuve que desaparecer en Faeryland para no ser destrozado por ellas en el mundo real.-Mamá se estremeció. Papá me miró como si estuviera loco... hasta que recordó que las hadas eran reales, y que ya habíamos tratado con ellos antes.-Entré en el Nunca Jamás,- continué, proponiéndome no parar. Al final, todo esto iba a salir; era inútil tratar de ignorarlo. Me negué a ignorar más. -Y me encontré con Meghan. Ella es la Reina del Reino de Hierro y vive en un enorme palacio con miles de hadas. Todo lo que ella nos dijo que era cierto. Y ahora todos saben acerca de mí. -Quería mencionar a Keirran, pero le había prometido Meghan no decircelos, y además, esta conversación ya era incómoda y estresante sin meter mi sobrino y a su nieto desconocida en esto. -Ethan...- Mamá comenzó, pero la interrumpí. -No, mamá, no voy a fingir por más tiempo.-Le di una mirada medio enojado, medio disculpa. -He tratado de ignorarlas, evitándolos, tratando de no verlos, y no funciona....y no importa lo que haga, Ellos no van a cambiar o a desaparecer. -Mamá se mordió el labio, mirando como si fuera a llorar, y ablande mi voz. -No soy normal, y los dos lo sabemos. Tenemos que aceptar que, de vez en cuando, van a venir a mí, y yo voy a tener que desaparecer por un rato. Este es uno de esos momentos. -¿Por qué?- Susurró, al borde de las lágrimas ahora. Papá se había quedado en silencio, pensando en mi opinión, el hecho de que esto estaba fuera de su control y en ese mundo del cual el no era parte. -¿Por qué no nos dejan en paz? Ya he perdido a Meghan... ¿Por qué tienen que llevar a ti también? -No me están llevando par que me quede en ese lugar.- le aseguré. -Nunca más. Mamá, te lo prometo, voy a volver a casa. No tengo ninguna intención de permanecer en País de las Hadas. -No me puedes prometer eso.- dijo con enojo, empujando lejos el mostrador. Sus ojos me mirarón, furiosos y aterrorizados. -No puedes controlar lo que hacen, si quieren que te quedes... allí te quedaras. ¿Qué se supone que debo hacer mientras te hallas ido, Ethan? ¡Esperé a Meghan para que volviera a casa por un año, sólo para perder la para siempre! ¿Por cuánto tiempo se supone que tengo que esperar hasta que esté segura de que no vas a volver? -¡No soy Meghan!- Le espeté. -Yo no soy parte faery. No voy a caer enamorado de uno de ellos, ni luchare sus guerras para luego convertirme en su rey. Los odio y no me gusta lo que han hecho con nosotros. Después de todo este tiempo, deberías saberlo. -Con la aguda mirada de papá, me detuve, conseguí el control de mí mismo de nuevo. Incluso si yo estaba hablando de hadas, del Nunca Jamás y de cosas que no entendía, él todavía no me dejaba hablarle a mamá así. Respiré profundamente y continué con voz calmada. -Pero soy una parte de ese mundo, sobre todo ahora. Incluso si me quedo en este lado del velo, Ellos nunca me dejarán en paz. -Hay una diferencia entre verlos y lanzarse de cabeza en sus guerras, Ethan. Lo estabas haciendo tan bien, mantener la cabeza abajo, no involucrarse... -Sí, bueno, no puedo hacer eso.-Tragué saliva con la esperanza de que el universo me perdonaría por esta pequeña mentira. -Meghan necesita mi ayuda. Esto es algo que tengo que hacer. -Mamá dio un sollozo ahogado y se dio la vuelta, por lo que se me contrajo el estómago, pero aun así seguí el camino. -Estoy cansado de tener miedo, y estoy cansado de fingir. No huiré de Ellos nunca más. -Vas a conseguir que te maten.-Mamá protestó, un poco desesperada ahora. -O te llevaran, al igual que a Meghan. No voy a perder otro hijo por culpa Ellos. No voy a ver como te arrastran a ese mundo. No puedes ir, Ethan. Me niego a ver que ocurra de nuevo. -Tengo casi dieciocho años.-dije en voz baja, mirando como ella iba hacia el lavavajillas y la abría. -No me puede proteger para siempre. Mamá no respondió, pero papá finalmente habló, su voz baja y controlada. -¿Y si te prohibimos directamente ir?- Preguntó. No estaba enojado, sólo quería ver hasta donde podría llegar. ¿Qué tan terco era yo realmente? Tomé una respiración profunda.-Entonces voy a ir de todos modos y enfrentar cualquier castigo que me des cuando vuelva. -Eso es lo que pensé.- dijo papá. Miró su reloj y frunció el ceño, luego miró a mamá, todavía de pie sobre el lavavajillas, pero sin moverse de ella. -Voy a llamar esta noche-, anunció, alejándose de la barra. -Vamos a continuar esta conversación en el salón, y Ethan nos puede decir exactamente dónde esta Nueva Orleans a que va y lo que planea hacer mientras este allí. -¡Lucas!- Mamá se dio la vuelta, horrorizada. Parpadeé en estado de shock, también. -¡No puedes estar hablando en serio! ¡Él no puede ir a Nueva Orleans por sí solo! ¿Y si lo encuentran? -Él no va solo.- dijo papá.-Lo llevaré yo mismo. -Uh.- Parpadeé. -¿Qué? Él me dio una mirada severa. -Me escuchaste. Me doy cuenta de que esto es algo que tienes que hacer, pero desde luego no vas solo a Nueva Orleans. Al menos si puedo estar allí si llegas a tener problemas. -Esta no es una solución, Lucas,- Mamá interrumpió. -Así, en lugar de prohibir que vaya,¿ vas a entregarlo a su puerta? ¿Cómo es eso mejor? -Melissa.- Papá se enfrentó a mamá con cansancio. -El chico se va, nos guste o no. Él ha estado luchando contra Ellos desde que era un niño. Puede que no sea capaz de verlos, pero no estoy ciego. -Él suspiró, parecia mucho mayor ahora, canoso y cansado. -Siempre hemos sabido que era sólo cuestión de tiempo antes de que algo como esto sucediera, antes Vinieron por él. Prefiero hacerle saber que puede recurrir a nosotros en busca de ayuda, en lugar de pensar que somos ajenos a lo que se está metiendo. -Pero...- Mamá parpadeó para contener las lágrimas. -Meghan... -Se ha ido.- dijo papá en voz baja. -Y tenemos que aceptarlo, al igual que tenemos que aceptar el hecho de que Ethan está involucrado en su mundo, también. O sólo vamos a estar luchando en vano por el resto de nuestras vidas. -Mamá se quedó allí, mirándonos fijamente a mí y a papá, antes de que caminara con rigidez lejos de la cocina sin mirar atrás. La escuchamos subir los escalones hasta la habitación del segundo piso, y luego la puerta se cerró con un estruendo que hizo temblar la casa.Hice una mueca. Papá me miró, ojerosa y grave. -¿Cuando quieres salir?- Preguntó con voz resignada. -Mañana.- respondí, con la esperanza de que mi voz no me traicionaría, hacer que se lo pensara. Debido a que no había manera de que pudiera venir conmigo. Papá sólo estaba tratando de ayudar, para mantenerme a salvo, pero no podía obtener información sobre Keirran o las cosas peligrosas que estaba planeando hacer mañana por la noche. -Pensé en que podíamos irnos después de comer, si eso está bien. -¿Hay alguien con quien te tengas que reunir allá? Maldita. Sea. -No.- dije, odiando tener que mentir, otra vez, pero si hablaba de Kenzie posiblemente conseguiría problemas. Y no creo que papá estaría bien conmigo sabiendo que mi novia estaria en Nueva Orleans, y que to quería ir sin supervisión. -Sólo yo.-Él asintió con la cabeza y miró hacia la puerta de la habitación del segundo piso armándose de valor. Tomé eso como que la conversación ya había terminado y empecé a escaparme a mi habitación. -Ethan.-Me detuve en el pasillo, mirando hacia atrás, papá se pasó una mano por la cara. -Vas a tener cuidado, ¿verdad, hijo?- Preguntó, sonando inseguro ahora. -Sé que no entiendo mucho de este ... otro mundo, pero tu madre nunca ha sido la misma desde que Meg se fue. Tienes que prometerme que no seguirás el mismo camino. Eso la mataría. -No lo haré.- le dije. -Lo juro.-Subí las escaleras, y me fui a mi habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Bueno, eso fue casi tan horrible como había pensado que sería.Nota mental, Ethan: no vamos a hacer eso otra vez. Excepto, pude ver más conversaciones como esa en el futuro, explicándole a mis padres por qué tenía que desaparecer esta vez, porque Faery no era capaz de dejarme en paz.Hablando de las hadas, ¿dónde estaba Annwyl? La había dejado sentada en mi cama esa mañana, y ella me había asegurado de que no tenía intención de dejar la habitación a menos que fuera una emergencia. La idea de una hada de verano de pura sangre vagando alrededor de mi casa me hizo poner un poco nervioso, pero yo confiaba en Annwyl lo suficiente para saber que no iba a causar problemas o a ponerle glamour a mis padres. No la había visto en el resto de la casa, y estaba bastante seguro de que ella no estaba arriba en la habitación de mis padres. Entonces, ¿dónde estaba? ¿Annwyl?-Le llame en voz baja cuando entré más en la habitación. -¿Estás aquí? No hubo respuesta.

ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
SI QUIEREN SEGUIR LEYENDO ESTA SERIE IGUAL PUEDEN VISITAR SU PÁGINA!!
PARA VISITAR SU PAGINA DE WATTPAD SIGAN EL LINK----->  
Capitulos de The Iron Traitor


Comenten!!! :)