25 de julio de 2015

The Iron Traitor Capitulo 2 (Español)

CAPÍTULO DOS: EL PADRE DE MACKENZIE

Traducido por: Vale A.
Publicado por: Ary Winter





Mi estómago cayó. -¿Ella está en el hospital?- Repetí mientras se propagaba miedo y terror a través de mis entrañas. Recordé algo que Kenzie me había dicho mientras estábamos en Faery, algo grande, oscuro y aterrador. -¿Por qué? -Tú dime-. Kingston apretó los puños. -Tú la pusiste allí. El dolor explota a través de mi costado derecho; uno de los otros deportistas me arremetió con un golpe en las costillas mientras estaba distraído. Doi un grito ahogado y me alejó tambaleándome, agachándome por debajo del gancho del otro a mi izquierda y levantando los puños en postura de boxeo ya que los tres vienen hacia mí. Kingston se balanceó brutalmente hacia mi cara; tiré mi cabeza atrás, dejando a los nudillos golpearlo, antes de lanzarme hacia a adelante con el cuerpo lo que hizo que se doblara hacia adelante con un gruñido. Al mismo tiempo, uno de sus amigos me martilló con su puño en mi desprotegida espalda. Me estremecí, absorbiendo el golpe, luego gire alrededor de Kingston para usarlo como un escudo. Él gruñó y devolvió con un codazo, tratando de golpearme en la cara. Agarro su brazo, lo giró en un círculo y lo lanzo hacia su amigo. Ambos chocan y ruedan en el concreto, el último atleta se estrella contra mí por detrás, me envuelve en un abrazo de oso, sujetando mis brazos. Giro la cabeza hacia atrás, dándole un golpe con mi cráneo en su nariz y gritando una maldición. Me di la espalda, levante mi pie hasta parte posterior de su rodilla y tiré hacia abajo sus hombros. Él golpea el pavimento expulsando todo el aire de sus pulmones, y se queda allí aturdido. Pero los otros dos ya estan de pie, con mirada homicida, y yo, la verdad no quiero quedarme más tiempo aquí. Rompo con la lucha, me precipito a mi camioneta y cierro la puerta. Kingston se acerca y golpea con su puño la ventana mientras arranco, mirándome con la palabra "asesinato" escrita en sus ojos. Una pequeña fisura aparece donde el nudillo golpeó el cristal, pero por suerte nada más. Maniobre el vehículo alrededor de los deportistas y huí del aparcamiento. Mi telefono se tomó unos minutos en encontrar el hospital más cercano a la casa de Kenzie, y me llevó allí inmediatamente. Se suponía que debía ir directamente a casa después de la escuela, y probablemente debería entender que mis padres estaban todavía preocupados por mi viaje a Nunca Jamás, pero lo único que podía pensar era en Mackenzie. Y ¿cómo yo era la razón por la que fue hospitalizada? Tal vez no directamente, pero aun así fue ciertamente mi culpa. Kenzie tenía leucemia, un tipo agresivo de cáncer que afecta a las células sanguíneas. Ella me lo había dicho cuando nos quedamos atrapados en el Nunca Jamás, y el pronóstico no era muy esperanzador. Esa fue la razón principal por la que la había querido a la vista y por qué ella quería quedarse en País de las Hadas. No sabía cuánto tiempo tenía, y quería ver todo lo que pudiera. Su enfermedad también la hizo relativamente sin miedo y mucho más atrevida de lo que debería haber sido. Incluso cuando se le ofreció la oportunidad de volver a casa, se había negado a abandonarme, pagándoselo con combates de espada, secuestros y las experiencias cercanas a la muerte, pisoteando desde un extremo de Nunca Jamás al otro, mientras esquivábamos a las hadas olvidadas y a otras cosas que querían comernos. Y ahora ella estaba en el hospital. Había sido demasiado. Todo finalmente había sido demasiado para ella, y todo por mí. Si nunca la hubiera llevado al País de las Hadas, ella estaría bien. Entré en el aparcamiento lleno de gente y me senté allí, contemplando el gran edificio cuadrado a la distancia. Una parte de mí, la parte que se había retirado de todo el mundo, la parte que mantuvo a otras personas con el brazo extendido para mantenerlos a salvo de las hadas, me dijo que no fuera allí. Ya había cagado la vida de Mackenzie arrastrándola en el mundo oculto, lo que es mejor y más seguro para ella, sería quedarse muy, muy lejos de mí. Pero no puedo. Ya le había prometido que no volvería a desaparecer, y honestamente, no quiero. Kenzie tenía la vista ahora, igual que yo, lo que significaba que los fey se sentirían atraídos por ella. Y no había manera de dejar que se enfrentara a ellos sola. Además, ella nunca me dejaría salirme con la mía. Crucé el aparcamiento y entré en el hospital. En la búsqueda de una sala de espera llena de gente aburrida, solemne y con cara de susto. Haciendo caso omiso de ellos, me acerqué al mostrador de recepción, donde una enfermera de pelo muy rizado estaba sentada detrás del mostrador, hablando con un policía. Mi corazón saltó un poco. Me puse a observar al oficial desde un rincón poco visible. No hay ninguna necesidad de estar nervioso, me dije mientras la enfermera se reía de algo que había dicho el policía. No estoy en problemas. No he hecho nada malo. Pero también había tenido mi ración de hablar con los policías para el día, y no estaba ganando ningún premio de honrado ciudadano con mi apariencia. Podría acercarme, pero no valía la pena el riesgo o la molestia. Me quedé atrás en la esquina hasta que el policía finalmente se fue, luego me acerco al escritorio. -Disculpe-, dije mientras la recepcionista levantaba la mirada y me la pasaba arriba y abajo desde detrás de sus gafas. -Estoy aquí para ver a una amiga mía. ¿Me puedes decir en que habitación esta Kenzie St. James? La enfermera me da una mirada dudosa. Puedo ver el estampado que debe ver en mi frente "gamberro" antes de que ella me informara, en voz de la cortesía tensa, -Las horas de visita están casi terminando. ¿Es usted un amigo de la familia, joven? -No-, le contesté. -Kenzie es una compañera mía. Vamos a la misma escuela. -Mmm-hmm.-Ella me da otra mirada escéptica, como si me interrogara si hasta fui a la escuela. Me enfadé. -Mira, sólo quiero verla por unos minutos. No voy a quedarme mucho tiempo. Sólo quiero asegurarme de que está bien. -La enfermera vaciló, y me obligué a decir con voz casi desesperada -Por favor. Ella frunció los labios. Por un segundo, pensé que se negaría, hasta pensé que llamaria a la policía de nuevo. Pero entonces me dio una breve inclinación de cabeza hacia el pasillo. -Muy bien. La Sra. St. James está en la habitación 301, a su izquierda. Sólo que sea breve. Aliviado, le di las gracias y me apresuré por el pasillo, comprobando el número al lado de cada marco de la puerta, pasando habitaciones idénticas llenas de camas y personas enfermas. Pase alrededor de un conserje y una mujer y una niña, quizás alrededor de nueve o diez años, salió de una de las habitaciones por delante de mí. Me hice a un lado para dejarlos pasar, sintiendo una sacudida de reconocimiento mientras caminaban sin mirarme. Reconocí a la mujer alta y rubia, con la niña que había visto antes. Ella había estado en una fotografía-llavero con Kenzie, ambas sonriendo a la cámara. La hermanastra de Mackenzie. Alec o Alex o algo por el estilo. Su cabello castaño oscuro estaba recogido en una coleta, y llevaba un uniforme escolar azul y blanco, se fue al lado de su madre, de regreso hacia la sala de espera. Observé hasta que se volvieron una esquina y desaparecieron, preguntándome si la hermana de Kenzie realmente sabía lo que le estaba sucediendo a su hermanastra. Cuando yo tenía su edad, no entendía por qué nunca volví a ver a mi hermana mayor; Sólo sabía que ella ya no estaba en casa, que ya no era parte de la familia, y la echaba de menos. Esperaba que la hermana de Kenzie nunca tuviera que pasar por eso, el dolor de saber que tenías una hermana, y luego, de repente, que ya no está más.

La puerta por la que habían salido brillaba con un resplandor azulado débil. Mire a escondidas la habitación 301. Tragué saliva. Contra la pared del fondo, Kenzie yacía en una cama de hospital blanca rodeada de máquinas que daban suaves pitidos. Su pelo negro se extendía a través de la almohada, y sus ojos estaban cerrados. Una mesa redonda rebosante de flores y globos de "ponte-bien-pronto" se cernía a su lado. La culpa me apuñaló, cruda y dolorosa, pero casi fue suprimida por el dolor de la preocupación que se extendió a través de mi pecho cuando la vi. Supe que nunca estuvo bien y aún así siempre andaba saltando de un lugar a otro, sonriente y alegre. Poder verla así, pálida, frágil e inmóvil, me llenaba de pavor. Entre en la habitación, me senté en el suelo a su lado de la cama, agarrando los rieles para no tocarla. Si ella estaba dormida, no quería despertarla, pero a medida que me acercaba a la cama, ella se movía. Sus ojos marrones oscuros abiertos, legañosos y confundidos, se centraron en mi cara. -¿Ethan? Forcé una sonrisa, pesar de que me encogí ante el sonido de su voz, tan débil y entrecortada. -Oye, tú,- dije, sonando un poco casual antes de desmayarme a mí mismo. -Lamento no haber podido estar aquí antes. No sabía que estabas en el hospital. Su pálida frente se arrugó. -Oh, mierda. Mi culpa. Teléfono estaba muerto cuando regresé.-Sus palabras estaban mal articuladas entre sí, ya sea por el cansancio o lo que sea de medicamentos que le estaban dando. -Iba a llamar cuando recobró, pero me enfermé. -No te preocupes por eso.- Arrastré una silla de la esquina y me senté al lado de ella, llegando a través de la barandilla para tomar su mano. -Estás bien? ¿Es ...? Mi voz se apagó, pero Kenzie negó con la cabeza. -Esto no es nada. Acabo de tomar algún virus desagradable o algo mientras estaba trotando por 'Nueva York'. Mi sistema inmune no es tan grande, así que... -Ella se encogió de hombros, pero eso no detuvo a la culpa que me embargo. Kenzie sonrió débilmente. -Debería estar fuera de aquí en un día o dos, al menos eso es lo que dicen los médicos. El alivio barrió a través de mí. Ella iba a estar bien. Kenzie estaría en casa pronto, y entonces podríamos volver a la "normalidad", o lo que sea pasado por ello conmigo. Quería probar el ser normal, dar lo mejor de mí al menos, y lo quería hacer con ella. Extendí la otra mano y le acaricié la mejilla, sintiendo su suave piel bajo mis dedos. Cerró los ojos, y le pregunte: -¿Qué dijo tu papá cuando volviste? Su ceño se frunció, y ella abrió los ojos de nuevo. -Él realmente tuvo el descaro de estar molesto porque yo no le llame. Dijo que tenía a la policía buscándome durante días, y estaba enojado porque yo nunca le decía dónde estaba. Él nunca se interesó en mi vida antes. ¿Por qué se molesta ahora? -Tal vez él estaba preocupado por ti-, le ofrecí. -Tal vez se dio cuenta de que cometió un error. Resoplo, insatisfecha. -¿Desaparezco por unos días y ahora él está interesado en ser papá? ¿Después de ignorarme durante años y no preocuparse por nada de lo que hacia? -Ella arrugó la nariz, la amargura coloreando su voz. -Demasiado poco y demasiado tarde, me temo. Ya no necesito de él cuidando por mí . No le respondí. Se necesitaría una gran cantidad de conversaciones, lágrimas y perdón por Kenzie y su padre para resolver sus diferencias y empezar a sanar viejas heridas, y yo no quiero ser ese mediador. No con mi propia familia jodida. Como si hubiera leído mi mente, Kenzie preguntó: -¿Qué hicieron y dijeron tus padres cuando volviste? ¿Fue muy loco? -No.- Me encogí de hombros. -Ellos ... más o menos tuvieron la visita de la Reina de Hierro antes de llegar a casa. Ella habló con ellos, les dijo dónde había estado y que no había sido mi culpa desaparecer. -¿Has hablado con Keirran despues Nueva York? ¿O con tu hermana? Negué con la cabeza, mi estado de ánimo se oscurecio ante la idea de Keirran y Meghan. -No. No creo que los vuelva a ver a cualquiera de ellos por un tiempo. -Estoy preocupado por él,- murmuró Kenzie, sonando como si estuviera luchando contra el sueño. -Él y Annwyl ambos. Espero que estén bien. Una enfermera se asomó a la habitación, me vio y frunció el ceño, tocando la muñeca. Asentí con la cabeza, y ella se escabullo. Me puse de pie, deseando no tener que irme tan pronto. -Me tengo que ir-, le dije mientras parpadeaba adormilada hacia mí. Me incline y rocé suavemente el pelo con su cara. -Voy a estar de vuelta mañana, ¿de acuerdo? Sus ojos se cerraron una vez más y pero no abrieron este momento. -¿Ethan? -¿Sí? -¿Traerás chocolate? La comida aquí es una mierda. Me rio en voz baja, me inclinó y la besó. Sólo un breve contacto, un pequeño roce de sus labios con los míos, y se hundió en las almohadas. Ya dormida. La mire otro latido de corazón, luego me volví y salí de la habitación. Me prometo volver tan pronto como pueda.

Cuando entré en la sala de espera, una sombra me empujó contra pared y se acercó a mí, bloqueando mi camino. Parpadeé y a un hombre alto, de pelo oscuro que se cernía sobre mí, con sus fríos ojos negros mirándome con recelo. Llevaba un traje de negocios que probablemente le costó más que mi camioneta, un gran Rolex en una muñeca y un aire de superioridad agresiva. Resaltaba en este corredor lleno de personas demacradas y arrugadas, con su altura, su limpieza y su impecable ropa sin ninguna arruga. Nos miramos el uno al otro, y entrecerré los ojos. No me gustaba la forma en que este hombre me miraba, como si yo fuera un perro callejero deambulando y no estaba seguro de si debía llamar a control de animales. Estaba a punto de empujarlo cuando sus labios se torcieron en una sonrisa fría y negó con la cabeza. -Tú- la voz del hombre no era fuerte, ni incluso hostil. Solo fría y pragmática. -Tú eres, ¿no es así? El muchacho que tomó a mi muy enferma hija lejos de su familia, su medicina, y sus doctores, para ir de juerga a Nueva York toda la semana. Oh, mierda. Tenían que estar bromeando. Este era el padre de Kenzie. El muy rico y muy poderoso padre abogado de Kenzie. El padre que, según admite la propia Kenzie, había tenido a toda la fuerza policial en busca de su hija desaparecida durante toda la semana. Estaba en problemas. No le respondí, y el papá de Kenzie continuo mirándome sin expresión. Su voz no cambió; todavía era perfectamente razonable, aunque sus ojos se volvieron acerados cuando dijo, -Explíquese usted mismo, por favor. Dígame por qué no debería presentar cargos en su contra por el secuestro. Me tragué el reto que estaba en la punta de mi lengua. La injusticia de todo quemó mi garganta. Él no estaba haciendo amenazas vanas. Yo había tratado con mi cuota de abogados, aunque eran todos defensores públicos, no del mismo calibre que el papá de Kenzie. Si decide presentar cargos en mi contra, habría poco de lo que podía hacer. Mi palabra no tenía ningún peso; si la policía se involucra, ¿A quién le iban a creer? ¿Al abogado rico o a el matón adolescente? Tomé una respiración profunda para enfriar mi enojo por lo que cuando hablé no soné como el bruto delincuente que pensó que era. -Kenzie quería ver Nueva York-, comencé con la voz más razonable que podía manejar. -Ella me pidió que la llevara. Fue una decisión de una fracción de segundo y probablemente no sea la cosa más inteligente que podría haber hecho, pero... -Me encogí de hombros sin poder hacer nada. -Deberíamos haber hablado con usted acerca de eso, y lo siento por eso. Pero ahora ya está hecho. Y usted puede tratar de mantenerme lejos, detenerme o lo que sea. Pero no voy a abandonar a Kenzie. Levantó una ceja escéptica, y me quise patear a mí mismo. Bien, Ethan. Mantente a la defensiva; esa es una buena manera de mantenerte fuera de la cárcel. Pero él seguía esperando con calma para que sugiera adelante, y las siguientes palabras que salieron de mi boca fueron la verdad absoluta. -Te lo juro, yo nunca haría nada para lastimara. No la habría llevado a ningún lugar si hubiera sabido que terminaría aquí. Él me miró con una expresión en blanco, sin dar ninguna pista de lo que estaba pensando. -Mackenzie habla muy bien de ti-, dijo. -Me dijo que mientras estaba en el Parque Central, usted luchó contra una banda de matones que intentaron hacerle daño. Ella nunca me ha mentido antes, así que no tengo ninguna razón para dudar de sus palabras. Pero creo que, aun así, debo pedirle que se mantenga alejado de mi hija. Parpadeé, sorprendido por su brusca tranquilidad, no estaba seguro de lo que acababa de oír. -¿Qué? -No se le permite ver a Mackenzie en cualquier lugar fuera de la escuela,-el señor St. James continuó, aún con esa voz fría y serena. -Tiene prohibido llamarla. No se le permite hablar con ella si puede evitarlo. Y si se le ve alrededor de nuestra casa, voy a llamar a la policía. ¿Entiendes, Chase? -No puede estar hablando en serio.- Me debatía entre la risa y las ganas de pegarle a este tipo en la mandíbula. -Usted no me puede prohibir ver a nadie. Y buena suerte en conseguir que Kenzie este de acuerdo con algo de eso. -Sí.- el padre de Kenzie estuvo de acuerdo. -Sé como es mi hija. Y sé que no puedo controlar lo que hace. Pero puedo hacer su vida muy miserable, Sr. Chase. Es por eso le pido, cortés mente, que se mantenga alejado de Mackenzie. Creo que los dos sabemos que no eres bueno para ella. Y creo que los dos sabemos que ella terminó aquí- hizo un gesto de nuevo a la puerta de Kenzie-, por ti . Eso me golpeó como un puñetazo en el estómago. Lo miré fijamente, incapaz de encontrar las palabras para defenderme o mostrarme en desacuerdo. El papá de Kenzie me miró un segundo más, luego se trasladó a un lado. -Se tiene que ir ahora.- dijo, con un toque de advertencia debajo del tono suave. Lo miré, entonces lo empuje mientras pasaba. Estuve tentado de decirle algo grosero, sólo para demostrar que no podía pedir nada más, pero tentar al destino ahora parecía una mala idea. No había nada que ganar esta noche. -Piense en lo que dije, Ethan Chase.- St. James añade mientras camino por el pasillo, silenciosamente echando humo. -Voy a proteger a mi hija a toda costa. No creo que usted pueda luchar en esto. Y si lo hace, usted perderá, y perderá mal. Camine hasta el estacionamiento sin mirar atrás. Vi a el policía de pie en la sala de espera de nuevo, y él podría haberme mirado mal, pero yo tenia la cabeza gacha. Tal vez el padre de Kenzie le había dicho algo a él antes de confrontarme ... yo no lo sé. Solo sé una cosa: que no había manera de que me impidieran ver a Kenzie. Mientras subía a mi camioneta y cerraba la puerta detrás de mí, mi teléfono sonó. Lo excavo fuera de mi bolsillo, y compruebo el número con una mueca de dolor. Mamá. Maldita sea, no le había llamado para decirle dónde estaba. Sintiéndome culpable, golpeó el botón de respuesta y me preparé para la explosión. -Hola, mamá. -¿Dónde estás?- Su voz frenética grita en mi oído. -¡Te dije que me llamaras si ibas a llegar tarde! -Um, sí, lo siento. Yo... eh, estoy en el hospital. -¿Qué? -Visitando a un amigo.- añadí. -Sólo estoy visitando a un amigo. Suelta un largo y tembloroso suspiro, del tipo que dio a entender que estaba conteniendo las lágrimas. -Vuelve a casa, Ethan. Ahora mismo. -Estoy en camino.- le contesté en voz baja, y ella colgó. Esperaba una conferencia cuando llegué a casa. Algo así como: "Sólo han pasado tres días desde que desapareciste en Faeryland durante una semana, ¿sabes lo preocupados que estábamos? Y además se suponía que debías llamar si ibas a llegar tarde." Ya sabes, los problemas normales. Sin embargo, cuando entré por la puerta principal, preparándome para un regaño, o gritos o el desagrado de los padres en general, no fue mamá quien se levantó del sofá del salón para saludarme. Fue Meghan.



Hasta aqui el primer capitulo1!!!!
Si quieren seguir leyendo pueden entrar a la página, estaremos pasteando los siguientes capítulos.


ACLARAMOS QUE ESTE LIBRO NO LO ESTA TRADUCIENDO LA PÁGINA!
YO SOLO LO PUBLICO POR LA TRADUCTORA.
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The Iron Traitor Capitulo 1 (Español)

Capítulo 1: Volviendo a lo "normal"

Traducido por: Vale A.
Publicado por: Ary Winter


Mi nombre es Ethan Chase. Apenas hace una semana, fui arrastrado a Faeryland. Una vez más. La primera vez que sucedió, yo tenía cuatro años. Sí, cuatro años, secuestrado por las hadas y encerrado en Nunca Jamás, hogar de las hadas. Historia corta, mi hermana mayor me rescató y me trajo a casa, pero se convirtió en una reina faery y ahora gobierna una parte de Nunca Jamás llamado el Reino de Hierro. Trece años más tarde, a pesar de todas las precauciones que tomé contra las hadas, pasó otra vez. Me encontré justo en el medio del Nunca Jamás, y esta vez, no estaba solo. Un compañero mío y una chica llamada Mackenzie St. James, lograron dejarse embarcar en el lió también. Una gran cantidad de cosas raras y jodidas sucedieron en los próximos días. Después de conocer a un gato que habla a través de Nunca Jamás, encontrarme a mi hermana en el Reino de Hierro, furtivamente fuera del Reino de Hierro para reunirse con la reina de los exiliados y, oh sí, el descubrimiento de que mi hermana tiene un hijo. Así es, tengo un sobrino. Un sobrino que es mitad fey , completamente desconocido para mis padres, y que, a modo del chiflado tiempo faery, tiene la misma edad que yo. Hay otra cosa importante que descubrimos: la aparición de una nueva especie, mortal de fey llamada "los olvidados" las hadas que casi ya no existen porque han sido olvidadas por mucho tiempo. Faeries que tienen que robar el glamour de un fey regular para sobrevivir, matándolos en el proceso. Pero para mí, la especie de mi nuevo sobrino se destaca. Si yo pensaba que en mi familia era el raro antes, ni siquiera soy un punto en la escala de rareza ahora. Pensé que lo había visto todo. Pero cuando me arrastraron al Nunca Jamás, la cosa nunca vi venir era Keirran. Cuando Keirran regresó a Nunca Jamás, yo sabía que no había visto lo último de él. Aún así, no tenía ni idea de lo enredada que se convertiría mi vida y cómo iba a ser el catalizador para ... el final de todo. A veces me hubiera gustado que todos me prestaran menos atención. A veces hasta me hubiera gustado tener sangre faery, de manera que cuando las cosas realmente extrañas comenzaron a suceder a mi alrededor, la gente se olvide de que me habían visto tan pronto como me fui. Eso funcionó para Robin Goodfellow, el hada más infame de la existencia. Y en menor medida, que incluso trabajó para mi hermana. Pero en el mundo real, si tu eres completamente humano y te desvaneces en el aire durante casi una semana, la gente lo tiende a notar. Si desapareces al mismo tiempo que un muy rico y popular, compañero de clase, te notan aún más. Cuál era la razón, supongo, porque estaba de vuelta en la oficina del director el lunes después de que regresé del Nunca Jamás. Sólo que esta vez, habían dos policías en la habitación. Los niños que pasaban se asomaron por la ventana de la puerta y se quedaron boquiabiertos al verme a mí antes de ircon sus amigos, susurrando, quien sabe que cosa. Genial.
Ya tenía una reputación de ser un delincuente y alborotador; esto probablemente no iba a ayudar. -¿Sabes por qué te hemos traído aquí, Chase?-, El director dijo, frunciendo su fina boca. Me encogí de hombros. Había estado en esta oficina en mi primer día de clases y sabía que el director pensaba que era una causa perdida. No tiene sentido tratar de cambiar su opinión. Además, los dos oficiales eran mucho más preocupantes. -Nos gustaría hacerle unas cuantas preguntas sobre Todd Wyndham-dijo uno de los policías, haciendo que mi estómago diera un giro. -Como ustedes saben, el desapareció el pasado viernes, y su madre presentó un informe de personas desaparecidas cuando no regresó de la escuela. Según ella, la última persona que habló con él antes de su desaparición ... era usted -. Tragué saliva. Todd Wyndham era un compañero mío, y yo sabía exactamente lo que le había sucedido esa noche. Pero no había manera de decir a los agentes de policía que Todd era parte fey , un mestizo que había sido secuestrado por los Olvidados y drenado de su glamour. El problema era,que al drenar su glamour también le había robado sus recuerdos, sus emociones y su sentido de sí mismo. El momento en el que Kenzie lo había encontrado, su magia ya se había ido, dejándolo aturdido, pasivo y completamente humano. Manteniendo mi voz firme, me enfrenté al oficial que había hablado. -Sí, lo vi en la escuela ese día. Todo el mundo lo hizo. ¿Cuál es el problema? -El gran problema- continuó el funcionario, frunciendo el ceño más duro -, es que Todd Wyndham se presentó en su casa la semana pasada totalmente conmocionado. Él no recuerda mucho, pero nos ha dicho que fue secuestrado y que habían otros secuestrados. Sus síntomas están a la par con alguien que ha sido testigo de un crimen violento, y tememos que el secuestrador podría atacar de nuevo, pronto. Tenemos la esperanza de que puede arrojar algo de luz sobre la condición de Todd -. -¿Por qué yo? El policía entornó los ojos. -Debido a que el día después de la desaparición de Todd, la señora St. James informó su hija desaparecida, también. Ella fue vista por última vez en un torneo de artes marciales. Los testigos dicen que usted la sacó del edificio, fueron al estacionamiento, y luego los dos habían desaparecido. ¿Va decirme lo que pasó, Ethan? Mi corazón latía con fuerza, pero mantuve la calma, fiel al guión con el que Kenzie y yo habíamos llegado. -Kenzie quería ver la ciudad de Nueva York,-dije casualmente. -Su padre no quería que se fuera. Pero ella realmente quería verla, ya sabe... antes de morir. -Ellos parpadearon, probablemente sin saber si estaba hablando en serio o demasiado dramático. Me encogí de hombros otra vez. -Me pidió que la llevara, y así lo hice. Ella nunca le dijo a su padre, así que él no sabía que se iba . Es una especie de excusa, pero yo no podía decirles la verdadera razón, por supuesto. Que un grupo de asesinos Forgotten nos había encontrado en el torneo, nos persiguieron hasta el estacionamiento, y que había tenido que enviarnos a ambos al Nunca Jamás para escapar. El policía frunció sus delgados labios. Me crucé de brazos. -Si no me cree, pregúntele a Kenzie,- le dije. -le dirá lo mismo. -Tenemos la intención de hacerlo- Se enderezó y retrocedió, haciendo gestos para hacerme saber que terminábamos aquí. -Vaya de nuevo a clase, pero vamos a estar vigilandolo, Ethan. Manténgase alejado de los problemas, ¿me oye? Aliviado, me levanté y me dirigí a la puerta. Al salir podía sentir la mirada del director sobre mi espalda. Probablemente había esperado que me hubieran detenido y acarreado a un reformatorio; un delincuente menos con quien tratar. Desde luego, di la imagen de hosco y perturbador : jeans rotos, camisa afuera, orejas perforadas y la sonrisa desafiante firmemente en su lugar. Pero lo que sea. Yo no estaba aquí para ser un estudiante perfecto o ganar un trofeo. Sólo quería pasar el año sin grandes desastres. Ningún otro cualquier más grande desastre. Salí de la oficina del director con un suspiro de alivio. Otra bala esquivada. Yo era un experto en mentir para encubrir la verdad que nadie más podía ver. Que las hadas estaban allí y no eran capaz de dejarme en paz. Para mantener a las personas que me rodean seguras, me había convertido en alguien con quien nadie quería estar. Había ahuyentado a amigos potenciales, me aislé y básicamente he sido un gilipollas con cualquiera que tratara de acercarse a mí. Por lo general, funcionó. Una vez que dejé claro que quería estar solo, la gente lo hizo. Nadie quería lidiar con un gilipollas hostil. Excepto esa chica. Maldita sea, espero que estés bien. ¿Dónde estás, Kenzie? Espero que no te metas en problemas por mi culpa. Supuse que tuvimos la suerte de irnos sólo una semana. En Nunca Jamás, el tiempo fluye de manera diferente que en el mundo real. Hay historias de aquellos que desaparecieron en Faeryland por un año y cuando llegan a casa de nuevo, cien años habían pasado y todo lo que habían conocido antes, cambió. La pérdida de una semana estuvo bastante fácil, pero todo el mundo había estado en busca de nosotros, que parecíamos haber desaparecido en el aire. Con una excepción, nadie había visto ni oído ningún rastro de nosotros desde el momento en que dejamos el torneo hasta la noche que nos volvimos a casa, varios días después. Así Kenzie y yo habíamos tenido que salir con una muy buena excusa para cuando regresamos. "¿Estás segura?", Le había dicho, mirándola a sus ojos color chocolate, al ver mi reflejo preocupado mirando hacia mí. "Esa es la historia que le deseas dar a tu papá cuando lleguemos a casa? ¿Qué decidiste visitar Nueva York, y yo acorde llevarte allí? " Kenzie se había encogido de hombros, con la luz de la luna brillando en su cabello negro. Detrás de ella, la gran extensión del Central Park era un edredón de remiendo negro y plata, desvaneciéndose en las torres relucientes más allá de la línea de árboles. Sus delgados brazos colgaban alrededor de mi cintura, sus dedos rastreando patrones en la parte baja de mi espalda, me distrajo. "¿Se te ocurre algo mejor?"
"En realidad no." Me estremecí cuando sus dedos se deslizaron bajo el dobladillo de mi camisa y me rozaron la piel. Resistí el impulso de retorcerme y traté de concentrarme. "¿Pero no va estar enojado por irte sin decirle?"
La chica en mis brazos me dio una sonrisa amarga, sin levantar la vista. "Él no tiene derecho a estarlo", murmuró. "No le importa lo que yo haga. Nunca le importa donde estoy. Mientras vuelva con todos mis dedos, manos y pies, a él no le importa dónde he estado. Y si él dice algo, yo ... le diré que quería ver la ciudad de Nueva York antes de morir. ¿Qué va a hacer? Mi instinto torció por una razón diferente entonces. No le respondí, y Kenzie se acerco a mí. "¿Y tú?", Preguntó, ladeando la cabeza. "¿Qué le quieres decir a tu familia cuando lleguemos a casa?" "No te preocupes por eso", le dije. "Mi familia se ha ocupado de esto antes." Cuando perdimos a Meghan. "Se me va a ocurrir algo." Ella se quedó en silencio, mordiéndose el labio. Sus suaves dedos seguían trazando patrones debajo de mi camisa, enviando temblores por mi columna vertebral. "¿Ethan?" Dijo finalmente, su voz extrañamente vacilante. "Um ... yo voy a verte de nuevo, cuando volvamos al mundo real, ¿verdad?" "Sí", le susurré, sabiendo exactamente lo que quería decir. No estaba preocupada de que volvería a desaparecer de la vista como una de las hadas, pero si, si iba a volver a ser ese medio, jackass hostil que mantuvo a todos en condiciones de igualdad. "Te prometo que no voy a ninguna parte", le dije, sacando un mechón de pelo oscuro de sus ojos. "Incluso voy a hacer cosas normales, como llevarte a cenar e ir al cine, si quieres." Kenzie sonrió. "¿Puedo presentarte como mi novio?" Mi estómago dio un vuelco a la inversa. "Si piensa que presentarme a alguien es una buena idea", le dije, encogiéndose de hombros. "Sólo espero que tu papá sea tan indulgente con tus novios como con tu paradero. Haz dicho que es un abogado, ¿verdad? "Hice una mueca. "Ya puedo ver cómo esa primera reunión va a ir." Kenzie se puso de puntillas, con las manos subiendo por mi pecho hasta mis hombros, y tocó sus labios con los míos. Aspiré una bocanada de aire y cerré los ojos, sintiendo su suave boca acariciar mis labios, olvidando todo por un momento. "Déjame encargarme de mi papá", murmuró cuando retrocedió. "Príncipe Ethan." Una hada con una nariz de patata arrugada, chica y rechoncha, caminó hacia arriba. El gnomo estaba vestido con una bata blanca larga, y uno de sus brazos era mecánico, los dedos hechos de agujas, pinzas, incluso un bisturí. "Usted está lesionado", declaró, señalando los vendajes ásperos alrededor de mi pierna y el brazo donde había sido cortado por un par de caballeros faery desagradables. Mi manga y la mitad de mi pantalón estaban cubiertos de sangre. "La Reina de Hierro me ha enviado para atender sus heridas. Como ella dijo, en sus propias palabras, "No quiero a mamá y a Lucas enloqueciendo al segundo en que llege a casa." Por favor, siéntate ". Kenzie me dejó ir, y, sintiendo de repente mis lesiones, maniobré dolorosamente en una posición sentada. "Puedes coserme todo lo que quieras" Me quejé cuando el dedo índice del gnomo se convirtió en un par de pequeñas tijeras y empezó a cortar la envoltura de mi brazo. "Ellos todavía van a enloquecer cuando me vean medio bañado en sangre. Veo una visita a la sala de emergencia en mi futuro ". "No necesariamente" el gnomo se volvió, y agitó su brazo regular. Sentí el cosquilleo de glamour sobre mí y la sangre en mi camisa bruscamente ... desapareció. Los agujeros desaparecieron, cosidos a sí mismos juntos y mi ropa parecía perfectamente normal. A mi lado, Kenzie respiró fuerte, así como yo retrocedí, no quería ningún encanto del faery puesto en mí, aunque pareciese inofensivo. "Oh, cálmate", dijo el gnomo, tomando mi brazo de nuevo. "Es una ilusión, nada más. Pero se va a romper al segundo en que se quite la ropa, así que le sugiero que se asegure de estar solo cuando se decida cambiar. En cuanto a estas: "- tiró de la manga de mi camisa" -le sugieren una bonita hoguera ". Cuando había llegado a casa esa noche, me habían tonificado para un interrogatorio. Gracias a mi hermana de desaparecer en Faeryland hace trece años, mis padres eran paranoicos y sobre protectores a la enésima potencia. Si yo estaba fuera cinco minutos después del toque de queda, mamá se ponía a llamar a mi teléfono, exigiendo saber dónde estaba y si estaba bien. Cuando me deslicé por la puerta principal en la noche, todavía no había sabido lo que iba a decir, pero cuando los había visto en la sala de estar, esperando por mí, me había dado cuenta de que ya sabían. Parecía que habían recibido la visita de la Reina de Hierro esa misma noche, y Meghan les había dicho que estaba a salvo. Que había estado con ella en el Nunca Jamás y que estaba en camino a casa. Ella no les dijo toda la verdad, por supuesto; había dejado fuera las partes con Keirran, y los olvidados, y cómo estuve a punto de morir unas cuantas veces. Yo había pensado que mamá y papá querrían el resto de la historia; incluso si ellos no podían ver las manchas de sangre que cubria mi ropa, o las heridas cosidas por debajo de ellas, que habían tenido que saber que algo me había pasado en Faeryland. Pero lo que sea que Meghan les había dicho, a ellos les pareció ser suficiente. Mamá sólo tenia para mi, un abrazó que me quito el aliento y me preguntó si estaba bien cerca de cuatro docenas de veces y lo dejó así. A decir verdad, no creo que ella quiera saber. Mamá estaba aterrorizada de las hadas y pensó que si fingía que no existen, ellos no nos acosarían. Pero, por lo menos esa noche, había estado contento de no tener que dar explicaciones. No era frecuente que me dejaran fuera del gancho. Yo sólo había esperado la comprensión de la familia de Kenzie. Kenzie. Suspiré, frotando mi mano por el pelo, una vez más preocupado. No la había visto desde la noche en que se fue a casa, de vuelta con su padre y madrastra. Había tratado de llamarla el fin de semana, pero ya sea su teléfono estaba todavía muerto o se lo había quitado, porque mis llamadas fueron directamente al correo de voz. Preocupado e inquieto, me había metido a la escuela temprano esta mañana con la esperanza de verla, a saber cómo su familia se había tomado su abrutada desaparición, pero me habían tirado en la oficina del director antes de que pudiera echar un vistazo a la chica que era muy pronto todo mi mundo. Taciturno, me dirigí de nuevo a clase, aún escaneando la sala por cualquier atisbo de pelo negro con rayas azuladas, con la esperanza irracional de encontrarme a Kenzie en su camino a la oficina del director. No la vi, por supuesto. Al pasar junto a un grupo de chicas que estaban hablando y riendo, ellas se quedaron en silencio y me miraron con los ojos muy abiertos. Los murmullos estallaron en cuanto les di la espalda. -Oh, Dios mío, quién es. -¿Has oído que obligó a Kenzie a huir con él la semana pasada? Ellos estaban en el otro lado del país antes de que el policía finalmente los atrapara. -Por eso es que los policías están aquí.¿ Por qué no está en la cárcel? Apreté la mandíbula y seguí caminando. Los chismes raramente me molestaban. Estaba tan acostumbrado a ellos. Y la mayoría de los rumores más coloridos fueron tan lejos que eran risibles. Pero odiaba la idea de que, sólo por estar a mi alrededor, Kenzie sería el blanco de la especulación. Ya estaban empezando. Ella no estaba en ninguna de las clases que compartimos, lo que hacía difícil concentrarse en cualquier cosa que sucedía a mi alrededor. Aun así, cogí miradas sospechosas arrojadas hacia mi, susurros cada vez que me metía en mi escritorio y las duras miradas de algunos de los chicos populares. Amigos de Kenzie. Mantuve la cabeza hacia abajo, en mi habitual postura de "me dejo el infierno solo", hasta que sonó la campana para el almuerzo. Kenzie todavía no había hecho acto de presencia. Casi volé a la cafetería, sólo para ver si ella estaba allí, antes de atraparme a mí mismo con una mueca. Caray, ¿qué estás haciendo, Ethan? Te has vuelto completamente estúpido por esta chica. Ella no está aquí hoy. Basta y acéptalo ya. Como Dudé en el pasillo, tratando de decidir qué dirección tomar, mis nervios se erizaron y el pelo en la parte de atrás de mi cuello se puso de pie, una advertencia seguro de que estaba siendo vigilado o acosado. Cauteloso, casualmente exploré la multitud creciente de adolescentes de todo lo que pudiera pertenecer al mundo invisible, el mundo que sólo yo puedo ver. La fuente de mi malestar no era un hada, sin embargo. Era peor. La estrella de fútbol Brian Kingston y tres de sus amigos estaban empujando a quien se cruzase en su camino por el pasillo, hombros anchos y brazos gruesos que despedían a la multitud con facilidad. Por sus caras y la forma en que recorrían los pasillos, era obvio que estaban en pie de guerra. O, al menos, el mariscal de campo, con su rostro rubicundo y la mandíbula gruesa fijado para una pelea. Ya podía adivinar quién era el blanco de su ira. Grandioso. Me di la vuelta y me fundí en la multitud, yendo en la dirección opuesta, con la esperanza de desaparecer y encontrar un lugar en el que podría estar solo. En un lugar donde los deportistas de fútbol vengativos y sus compinches no podrían aplastarme la cara contra los armarios, en el que no tengo que escuchar susurros de cómo había secuestrado Kenzie y la obligué a ir a Nueva York conmigo.

Una vez más, tal vez por el destino, me encontré de nuevo en la biblioteca, los murmullos y susurros de papel trayendo consigo una tormenta de recuerdos. Me gustaba venir aquí durante la primera semana de clases, también, en un intento de evitar a Kingston. También fue aquí donde había prometido a Kenzie una de sus entrevistas infames. Y fue aquí en donde sostuve mi última conversación lúcida con Todd, justo antes de su desaparición. Oculte mi almuerzo debajo de mi chaqueta, ignoré el signo de no bebida o comida en la recepción. Ganado una mirada sospechosa del bibliotecario, que me miraba por encima de sus gafas, pero al menos Kingston y sus matones no querrían seguirme hasta aquí. Encontré un rincón tranquilo y me dejé caer contra la pared, envuelto en un déjà vu. Maldita sea, yo sólo quería que me dejaran solo. ¿Era mucho pedir? Quería llegar a través de una jornada escolar sin tener una paliza, amenazando con la expulsión o detención. Y quería, por una vez, tener sólo un día en el que podía llevar a mi novia al cine o a cenar sin algún hada estropeando todo. Algo parecido a lo normal. ¿Eso nunca va a pasar? Cuando sonó la última campana, agarré mis libros y me apresuré hacia el estacionamiento, con la esperanza de salir antes de Kingston o cualquiera de los amigos de Kenzie. Nadie se detuvo o me siguió en los pasillos, pero cuando me dirigí hacia mi camioneta destartalada, estacionado en el otro extremo de la parcela, mi nervio se puso rígido. Brian Kingston estaba sentado en el capó, las piernas balanceándose en el borde, sonriéndome. Dos de sus compañeros de fútbol se apoyaban al lado, bloqueando me la puerta. -¿A dónde crees que vas, monstruo?-, Preguntó Kingston, deslizándose a la tierra. Sus compinches se pusieron detrás de él, y tomé una respiración profunda para calmarme. Al menos no habían dañado mi camioneta de ninguna manera obvia... todavía. Los neumáticos no se veían pinchados, y no vi ninguna marca clave en la pintura, por lo que ya era algo. -He estado queriendo hablar contigo toda la tarde. Cambié mi peso sobre los dedos de los pies. No quería hablar. Todo en él dijo que se moría por una pelea. -¿De verdad tenemos que hacer esto ahora?- Le pregunté, manteniendo un ojo cauteloso sobre los tres. Maldita sea, yo no necesitaba esto, pero si las opciones eran "lucha" o "conseguir mi culo pateado, Yo no iba conseguir la segunda. Supuse que podría haber huido como un cobarde, pero las consecuencias podrían ser aún peor. Estos tres no me asustan; Me había enfrentado a los goblins, redcaps, un Lindwurm, una vidente fantasmal que succionaba el glamour de sus parientes normales y toda una legión de asesinos. Me peleé con cosas que estaban haciendo todo lo posible para matarme, y todavía estoy aquí. Un trío de seres humanos indefensos, de cuello grueso y musculo por cabeza, no se registró muy alto en mi medidor de amenaza, pero prefiero no ser expulsado en mi primer día de regreso si puedo evitarlo. -Esto es estúpido, Kingston,- le espeté, retrocediendo como sus compinches intentaron flanquear. Si ellos se lanzaran, tendría oportunidad de salir de manera rápida. -¿Qué diablos es lo que quieres? ¿Qué crees que he hecho ahora? -Hace como que no sabes.-Kingston se burló. -No te hagas el tonto, monstruo. Te dije que te mantuvieras alejado de Mackenzie, ¿no? Te advertí lo que iba a pasar, y no escuchaste. Todo el mundo sabe que la arrastraste a Nueva York la semana pasada. No sé por qué los policías no te meten de culo en la cárcel por el secuestro. -Ella me pidió que la llevara,- discutí. -No la arrastre a ninguna parte. Quería ver Nueva York, y su padre no la dejaba ir, así que ella me preguntó si podía llevarla allí. -Miente para encubrir más mentiras. Me pregunté si alguna vez llegaría el momento en el que no tendría que mentirle a todo el mundo. -Sí, y ahora mira donde está,-Kingston replicó. -No sé lo que le hiciste mientras estabas fuera, pero vas a desear nunca volver aquí. -Espera. ¿Qué? -Fruncí el ceño, tratando de mantener a los atletas en la mira. -¿Qué quieres decir? ¿Dónde está Kenzie ahora? -Kingston negó con la cabeza. -¿No escuchaste, monstruo? Dios, eres un hijo de puta. -Dio un paso adelante, entrecerrando los ojos con desprecio puro. -Kenzie está en el hospital.


Hasta aqui el primer capitulo1!!!!
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